Siempre da fruto, siempre. Lleva muchos años trabajando con menores, casi una vida aprendiendo día a día, volcándose en ellos, entregándose en cada caso, cada persona, cada problema...
"Es un trabajo gratificante pero que a veces te deja agotado. Sientes como si te vaciaras, lo das todo y crees, en ocasiones, que sin resultado, pero ... no es así. La siembra siempre aparece".
Me cuenta que a lo largo de su vida se ha topado con algunos casos difíciles. Adolescentes marcados por circunstancias complicadas, niños que se ven expuestos al dolor y la injusticia sin herramientas para entender ni defenderse. Niños que se vuelven violentos pero que en realidad son víctimas.
"En una ocasión,tras varios años sin vernos, me encontré cara a cara con uno de estos chicos. Él era ya un hombre , fuerte, grande, la última vez que nos habíamos visto había sido en circunstancias complicadas. Había intentado agredirme desde su frustración. Ahora volvía a verlo y era un hombre. Nos miramos a los ojos y ocurrió algo que no podría haber imaginado ..."
Aquel niño, hoy un hombre, se derrumbó entre lágrimas, lo abrazó y le pidió perdón. Le pidió perdón y le dio las gracias.
"Ahora entiendo tantas cosas... gracias por todo lo que hiciste por mi, gracias por tu paciencia, gracias por todo lo que me disteis".
"Por esos momentos merece la pena todo, me cuenta con humildad, porque entiendes que sembrando siempre hay resultados, aunque sean a largo plazo y no puedas verlo, pero cuando siembras desde el amor y la conciencia termina floreciendo