Con motivo de la presentación del libro «Con el 17 ¡¡¡Joaquín!!!» de Miguel Gallardo el pasado viernes 25 de agosto en el Castillo de Chipiona tuve la oportunidad de intervenir con este comentario que a continuación reproduzco por si es de vuestro interés.
El ser Bético
Por Juan Mellado.-
Buenas tardes a todos, si el bueno de Antonio García estuviera todavía aquí entre nosotros diría así con énfasis, ¡señoras y señores son las ocho y media de la tarde del 25 de agosto de 2023 y la Peña Bética no ha desaparecido ¡Precisamente celebramos este año el 45 aniversario de su creación el 09 de febrero de 1978, lo cual es una efemérides muy interesante a recordar.
He titulado este comentario como “El ser Bético”, el mismo de la Conferencia que ofrecí el 24 de abril de 2003 con motivo del 25 Aniversario de la Peña, hace ya la friolera de 20 años. Cita en la que para sorpresa de todos tuve que convencer al auditorio que me gustaba el fútbol y que además el equipo de mi corazón era y es el Real Betis Balompié, cuestión que creo está ya fuera de toda duda.
Tengo que recordar que bebí el beticismo en mi tío José Mellado Domenech hermano de mi padre y en su primo hermano el abogado sanluqueño José María Domenech Romero, bético de pro y presidente que fue del Betis y de la Federación Andaluza de Fútbol. En Palma García, la primera mujer que descubrí aficionada al futbol, bética y que vestía de limpio a los árbitros. De Carlos Sáenz, el viejo profesor, quien desde su tienda de comestibles y chacinas nobles ejercía su magisterio de ironía y socarronería. En verdad nunca se sabía cuándo estaba hablando en serio o en broma. De Rafael Escalera, excelente cineasta del Cine Álvarez Quintero, arrumbador de Florido Hermanos y bético de pro y en una pléyade de béticos viejos que han circulado por mi vida que sería interminable enumerar.
Hoy voy a recordar de nuevo qué es ser bético. Lo más fácil es decir que es una filosofía de vida o una religión acompañada de otras figuras literarias de aliño y a continuación pronunciar un buenas tardes y darse la vuelta. No falla.
Pero el Betis es más que eso o, y eso también. Es además el Benito Villamarín en sus jornadas gloriosas, es Rogelio Sosa Ramírez con su zurda caoba de oro y su ¡míster correr es de cobardes ¡
El Betis, mi Betis, es Joaquín Sierra Quino, hijo del insigne poeta recuperado del anonimato Juan Sierra. Quino, injustamente maltratado por los directivos del Betis de la época y de quien Alfredo Relaño, uno de los brillantes autores de este libro, escribiera un magnifico artículo en El País titulado “Quino, la forja de un rebelde”.
Es la zancada de El vendaval del polígono, Rafael Gordillo de quien nuestro Paco Correal escribiera una admirable biografía titulada El rayo verde. El Flaco Julio Cardeñosa, mis jerezanos Antonio Benítez y Rafael del Pozo. Aquel holandés de oro, Gerrie Mühren, el mariscal, que desde la defensa sacaba el balón jugado para ponerlo camino al gol. Esnaola, el héroe de la Copa del Rey, el mítico Rubén Castro o nuestro hombre orquesta Joaquín Sánchez, que lleva el Betis dentro y que ha hecho olvidar que el número 17 fuera el de la revolución bolchevique o aquella famosa chica del 17 del afamado cuplé.
El Betis son sus títulos de Copa del Rey, Liga, el Trofeo Ciudad de Sevilla con ópticas Rodríguez del Valle para no perderse un detalle. El Tío Pepe y su sobrino con sus críticas al del enlutado atuendo, impagable dialoguillo creado por Juan Tribuna, que aunque era sevillista no se le notaba, e interpretado genialmente por Manolo Méndez y Pepe Da Rosa. El Betis es su histórico Viva er Beti manque pierda, el Eurobetis y su Centenario.
El Betis es Ignacio Sánchez Mejías y la mítica Generación del 27.Es Juanita Reina y Caracolillo en la grada del Villamarín. Jesús Quintero, El loco de la colina, porque hay que estar realmente loco para ser del Betis. Es el verbo florido barroco sevillano de mi querido Antonio Bustos Rodríguez. El Betis es el desaparecido Triana Balompié nombre que recogía de la barriada sevillana con más sabor genuino a pueblo.
El Betis es el Centro Andaluz de La Habana, “lugal” en el que brilla su presencia
El Betis también es Antonio Barrios, el tito Ferenc Szusza aquel simpático magiar, el sabio Pepe Mel, Rafa Iriondo y su Copa del Rey, Lorenzo Serra Ferrer y el ingeniero Pellegrini, también con sus correspondientes Copas. Los jardines de Oromana, la Ciudad Deportiva. El Betis es mi Currobetis en lo bueno y en lo malo. El Betis es Juan Carlos Sáenz y sus crónicas deportivas. El Betis es su Himno y su Musho Beti eh ¡
El Betis es también el poeta y escritor arcense Antonio Hernández con su libro la Marcha Verde. En el que afirmaba que Dios hizo el mundo en 6 días y el séptimo el Beti Güeno. En este punto podemos decir entonces que Dios es bueno no por ser Dios sino por Bético.
Bueno, bueno, bueno, el Betis es también mi Peña Bética de Chipiona con Antonio García, Francisco Vidal, El Koki, Antonio Martín el niño de la bodega de Florido Hermanos, Antonio Zarazaga Rodríguez, La Escolta, con sus frases y refranes que son sentencias y una forma de entender la vida. Es su madrina, nuestra paisana de oro Rocío Jurado. Es la peluquería de Bernardo, una extensión de la peña, donde los buenos aficionados sientan cátedra con sus comentarios. Es la jamoná y la manzanilla venenciada, es la asamblea y día del socio comiendo a destajo chicharrones de Rafael el Nene. Es el antiguo autobús hacia Sevilla que antes de entrar en el estadio giraba en la regorbiura del Instituto de la grasa a cuya puerta siempre un servidor veía apostado un hombre gordo, gordo, gordo que creía de acuerdo a la institución que representaba y que intuyo no tuvo que entrar por enchufe y tenía bien merecida la plaza. Claro que en aquel tiempo uno creía que aquello de la grasa era otra cosa.
El Betis es también este libro de Miguel Gallardo, Con el 17 Joaquín. Este ingenioso magnate de la prensa como a mí me gusta llamarle vio en décimas de segundo la viabilidad de un libro dedicado a Joaquín tras ver el partido de despedida. Tales fueron las sensaciones recibidas del partido homenaje que no dudó un instante y en un regate en corto y sin capacidad de reacción de cualquier contrincante lanzó a gol esta obra.
Un partido homenaje único en la historia del fútbol español, más quisieran los grandes despedir a sus jugadores como se ha hecho con Joaquín. El mismo Gallardo escribió en su día para ABC dos historias, una del Betis y la del otro equipo de Sevilla y extrañamente las dos aficiones quedaron contentas.
Dicho esto la calidad humana de los hombres y mujeres que conforman el Real Betis Balompié es indiscutible, béticos educados en la adversidad y el sufrimiento pero a la misma vez eternamente agradecidos cuando su equipo juega y brilla bien.
Antaño en los almanaques del Betis aparecía la leyenda “Que no nos lo merecemos”. Nunca llegué a comprender bien su significado. Que no nos lo merecemos porque somos malos los aficionados o que no nos lo merecemos porque los malos son ellos. Un galimatías que todavía me acompaña. En definitiva el Betis es, y será, lo que los béticos queramos que sea.
Confieso no haber leído el libro hasta que hace unos días terminé de redactar estas torpes notas, hecho deliberado para no contaminarme a la hora de escribir este sui géneris comentario, tarea que haré a partir de ahora y espero que ustedes también. Muchas gracias.
Foto: Antonio Jiménez