Atrás quedan ya los días en los que los jóvenes utilizaban las noches de los viernes para abarrotar los cines o restaurantes para salir con los amigos. La moda que se a impuesto en estos últimos años es la de traspasar las zonas de salida a la calle, pero esto conlleva una serie de consecuencias de las que la juventud apenas se siente responsable.
Las calles de los lugares de movida aparecen cada mañana repletos de botellas y basura que los operarios deben recoger con la mayor rapidez posible, pero no solo se quedan ahí, sino que no contentos con la suciedad que dejan a su paso algunos de ellos se dedican a arrasar todo lo que se encuentran ya sean papeleras, contenedores, coches o incluso portales.
Por ello, con la llegada del otoño comienzan ya las primeras quejas de los vecinos afectados alegando desde la imposibilidad de dormir, debido a la fuerte música de algunos coches, hasta los destrozos que estos vecinos se encuentran cada mañana. Desde hace años estas quejas se han venido sucediendo a lo largo de la geografía española y en muchas de las ciudades aun no se han encontrado respuesta por parte de las autoridades competentes. Por el contrario, existen ciudades en las que se comienza ahora a batallar con esto de beber en la calle, como es el caso Madrid en la que se ha impuesto ya una ley que prohíbe a las personas celebrar las llamadas botellonas, reduciendo así el consumo de alcohol a bares o pubs y evitando en cierta medida el consumo en menores.
Muchas comunidades deberían ahora tomar ejemplo de Madrid y conseguir, a la vez que evitar los destrozos, aminorar en gran cantidad el consumo de alcohol, en edades comprendidas entre los 14 y los 23 años que recurren a la bebida como excusa para divertirse más las noches de los fines de semana.