Opinión
Esa sangre veloz de los artistas. Zaragoza al fondo
No sé si queda a mi alcance el arte de la titulación periodística, tendría que ponerme las pilas con los viejos y entrañables manuales de estilo que en su día me estudié. Y desde luego me vendrían muy bien los consejos de un hombre de sobrada y acertada experiencia como Miguel Gallardo. Pero es que por esta vez me gustaría dejar, por encima de cualquier estrategia que persiguiera llamar la atención, el nombre de Zaragoza desde el principio. Lo hago como el modestísimo homenaje que rindo a una ciudad en la que tengo ya mucha parte de mi vida.
