
Los árboles tienen un ciclo vital que se repite todos los años. Al igual que los árboles de hoja caduca, cuando llega el otoño invierno, tiran las hojas, los procesos de floración también influyen principalmente en la limpieza, higiene y seguridad de los ciudadanos en su tránsito por las aceras. Dependiendo de la climatología hay años en los que el árbol ensucia más. Varias especies afectadas por el pulgón, la Jacaranda, Tipuana y la Lagerstroemia, en primavera verano, con temperaturas inferiores a los 30ºC y humedad de más del 70% se dan las condiciones óptimas para el desarrollo de hongos (oidio) y plagas como el pulgón. Solamente el adecuado mantenimiento con actuaciones preventivas en el árbol y la limpieza del acerado, que puede ser necesario repetir varias veces, permite que los acerados recuperen sus condiciones habituales de higiene y seguridad. No se puede esperar a que llueva, porque en la vertiente mediterránea no es normal que llueva hasta finales de septiembre o incluso octubre. Las ciudades no pueden tener esta mala, sucia imagen. Otro problema más de higiene a añadir a los orines y excrementos de perros en los acerados.

