
En el caso de Sevilla, en mi opinión, hace falta un esfuerzo mayor para subir el nivel de calidad de los servicios públicos de cara a determinados barrios y calles y también de cara al visitante, los espacios más visitados. El ciudadano paga para que funcionen los servicios públicos y la “prueba del algodón” es el estado de limpieza e higiene en que se encuentra su calle, su barrio, su entorno próximo. Hace falta que el funcionamiento de los servicios de seguridad, limpieza, parques y jardines, tengan el nivel que una ciudad que quiere vivir del turismo sea considerada como destino turístico de alta calidad ambiental. Esto es un trabajo diario y constante. No consiste en organizar una jornada para hablar del “cambio climático”. Hay que empezar por mejorar lo próximo al ciudadano y al visitante. No puede haber excrementos, orines, colillas, suciedad, manchas oscuras en el pavimento y malos olores. El nivel de higiene en algunos puntos de la ciudad, es preocupante. Sevilla se está convirtiendo en una ciudad cosmopolita y los responsables de los servicios públicos parece que no lo acaban de ver.

