Los responsables del Parque del Alamillo han decidido finalmente respetar la actual configuración del vivero de la Exposición Universal, para el que en principio se planteaba su división en cuatro partes y posterior conversión en aparcamiento y huertos familiares. Los estudios y las opiniones de expertos que han destacado el alto valor ecológico que posee esta instalación para mantener la elevada biodiversidad de la zona han sido determinantes a la hora de decidir una marcha atrás que podría incluso afectar a la nueva carretera que enlaza el barrio de San Jerónimo con el Estadio de La Cartuja.
La dirección del parque ha señalado que "se va a proceder a modificar las previsiones iniciales trasladando la zona de huertas a otro lugar, en el entorno de la antigua noria de los naranjales. El aparcamiento previsto también se descarta". Con la eliminación de estas dos intervenciones, por tanto, el vivero mantendrá casi intacto su espacio actual y podrá incrementar incluso su valor ya que las nuevas actuaciones se centrarán en proteger la importancia ecológica que ya posee. "En la actualidad se trabaja en la línea de conservar una buena parte de la vegetación existente en el vivero, para construir una rica colección botánica estable sobre la base de las existencias actuales y las incorporaciones que se estimen convenientes en el futuro y crear las condiciones para que se preserve y aumente la biodiversidad del enclave", señala un escrito del parque presentado al Ayuntamiento de Sevilla y al que ha tenido acceso este periódico.
El motivo de esta decisión hay que buscarlo en los informes que ha conocido la dirección del parque acerca de la importancia del Alamillo como refugio y punto de alimentación para decenas de especies distintas. Además de un inventario realizado por especialistas de la Estación Biológica de Doñana (EBD), recientemente se ha conocido la existencia de otro informe, firmado por el catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla Enrique Figueroa, en el que se concluye que "la conservación del vivero es crítica".
Enrique Figueroa señala en su estudio que la diversidad faunística de la que disfruta el parque del Alamillo es "un ejemplo excelente de la persistencia de poblaciones animales compatibles con un uso público" y recuerda que esta diversidad "se incrementa con el tiempo de forma notable, incrementándose el ecosistema del parque del Alamillo hacia un nivel de madurez de enorme interés", con valores "inusualmente elevados para un parque de carácter urbano".
No obstante, el estudio no se limita a analizar la riqueza del ecosistema del espacio verde más valorado por los sevillanos. También plantea sus principales riesgos, que se pueden resumir en uno fundamental: la presión que sufren los animales debido a la elevada afluencia de público.
La solución, por tanto, pasa por aislar de alguna forma las especies del tránsito humano. Figueroa habla de la creación de zonas de reserva en la zona de ampliación del parque, sobre todo el vivero y los naranjales, que fomentarían "la conservación a medio plazo de las especies que alberga, minimizando las perturbaciones y favoreciendo las condiciones de tranquilidad para la reproducción". Por supuesto, Enrique Figueroa también rechaza la carretera que unirá San Jerónimo con La Cartuja. Esta vía, a su juicio, "se debe desestimar de forma rotunda, ya que su construcción induciría un elemento muy grave de fragmentación" y concluye que "los daños serían irreversibles y conducirían a un incremento no deseable del aislamiento de un sistema ecológico de tanta importancia para Sevilla".