El principal problema de los pacientes infectados con el VIH y de los enfermos de SIDA es el la demencia asociada al síndrome. Así lo ha afirmado esta mañana en Sevilla el Dr. Robert Bornstein, Secretario Ejecutivo de la Internacional Neuropsychological Society y encargado de inaugurar oficialmente el Máster en Neuropsicología de la Universidad de Sevilla que cumple en esta edición 10 años.
Según Bornstein, este deterioro del sistema cognitivo se produce de forma progresiva, lo que significa que, en la medida en que hoy el SIDA es una enfermedad crónica y manejable, la prevalencia de formas moderadas y graves de demencia pueden llegar a ser muy graves y suponen un verdadero problema de salud pública. Sobre todo, porque repercute directamente en la capacidad del enfermo para recordar que está infectado con el VIH o que padece SIDA, con lo que podría no ser consciente de la importancia de la prevención ante el riego de contagio.
Aunque señala el Dr. Bornstein que entre un 30 y un 40 por ciento de los enfermos de SIDA sólo sufren de trastornos cognitivos leves, ha de tenerse en cuenta que ya esto, en muchos casos, es suficiente para deteriorar las actividades y habilidades laborales y para el cuidado de sí mismo
Los tratamientos farmacológicos, que se han ido desarrollando durante la última década respecto al virus y a su acción en el cerebro, han demostrado su eficacia para la mejora a nivel funcional del paciente, si bien es verdad que no han conseguido eliminar definitivamente el virus del encéfalo. A partir de la medicación el virus no se detecta en la sangre y los pacientes se sienten mucho mejor, pueden volver al trabajo y a su vida social, afirma Bornstein. Incluso pueden aumentar sus funciones instrumentales porque se sienten bien físicamente, añade. No obstante, añade que no está claro que la medicación existente hasta el momento cruce la barrera del cerebro. Es decir, que pese a que el VIH no se detecte en sangre, parece ser que éste continúa viviendo en el cerebro.
