Con el objeto de abrir sus puertas a principios de 2006, La Posada del Lucero acaba de finalizar sus obras de reforma y ha comenzado a rematar los elementos decorativos que harán de estos 800 metros cuadrados de historia de la capital hispalense una de sus señas de identidad más actuales.
Dotado con 40 habitaciones, de las que tres tienen categoría de suite y la inmensa mayoría un mayor número de metros cuadrados que los estipulados para su categoría, el establecimiento contará con una categoría de cuatro estrellas, al tiempo que será la única posada de todo el territorio nacional que haya conservado su uso desde sus orígenes.
Funcional, al tiempo que moderno, La Posada del Lucero combina los perfiles oxidados en forma de L de su carpintería con maderas exteriores, paredes forradas, los baños en pizarra negra y estuco blanco, cortinajes de Gastón y Daniela en color tabaco y mobiliario de haya, en color nogal oscuro y aires minimalistas, que han sido traídos especialmente desde Manacor, en Palma de Mallorca. La decoración se completará con grandes macetones de Boj que, en composiciones de 6 ó 7, adornará las zonas comunes
Además, con objeto de hacer más fácil la estancia en sus instalaciones, esta alhóndiga cuenta con televisión de pantalla plana, sistema wi- fi en todas sus habitaciones, bañeras hidromasaje, salón y vestidor.
Entre sus aspectos a destacar merece la pena reseñar que La Posada del Lucero rescata las terminaciones de mortero de cal blanca de las construcciones del siglo XVII, azulejos del antiguo Convento del Santo Ángel que adornará la barra del buffet y los poyetes de las ventanas interiores; así como cinco de los números primitivos que llevaban las habitaciones de este Monumento Nacional y que volverán con todo su esplendor en las paredes de este palacete hispalense.
Luz natural, tejas primitivas que se rescatan de la construcción original, al igual que parte de los muros, y una hermosa alberca cuyas principales vistas son la torre de la iglesia de San Pedro y a la que se accede mediante una escalera de caracol son otros de los alicientes de esta Posada del Lucero que respeta su fachada primitiva y la combina con un muro de cristal y celosías de acero cortés que la adaptan a la estética del siglo XXI.
Además de ser la última posada de España que conserva su uso primigenio, el de alojamiento, pero con las comodidades que exige el cliente de hoy día, la Posada del Lucero posee una interesante historia de escondites, cuartos secretos y dobles techos, al tiempo de dar albergue a Santa Teresa de Jesús, y a reyes, como acreditan las cadenas antiguas que aparecían colgadas a su entrada y que serán preservadas en la recepción
El proyecto, obra de Adolfo y Jacinto Pérez, tiene entre sus objetivos ser funcional, al tiempo que rescata la quintaesencia de la arquitectura popular sevillana, que podrá apreciarse en su fachada y en el patio central de columnas forjadas y viguería de madera al que se abren las estancias.
La Posada del Lucero se integra dentro de la cadena de hoteles con encanto que regenta Adolfo Pérez Rey, Rey Alfonso X y Fernando III, ambos situados en pleno barrio de Santa Cruz y con el atractivo añadido de conservar la esencia tradicional de los alojamientos en los que calidad y trato personalizado se erigen en las máximas directivas.