El paisajista o el técnico que en su día pensó en poner este tipo de árbol en esta calle, sólamente pensó en poner un árbol que necesitara poco agua, que aguantara la contaminación, que necesitara poco mantenimiento y que cuando llegara la primavera fuera una explosión de color.
Con lo que no contaba era con los vecinos que tendría el árbol, que no tendrían el más mínimo reparo de convertir este espacio tan bello en un basurero.