Un cuatro de diciembre de 1962 una joven Rocío Jurado enviaba una carta a su amigo íntimo Ricardo Naval. Rocío estaba alojada en un segundo piso del número 65 de la madrileña calle de José Antonio, hoy Gran Vía, y cercana la navidad desvelaba a Naval sus éxitos, inquietudes, miedos y aspiraciones. En esa carta, facilitada a este medio por el amigo común Victoriano Pizarro, aparece una Jurado humana, sincera y desnuda en sus sentimientos. La Rocío Jurado artista pero a la vez la sencilla chipionera.
La carta comienza con el tradicional y formal saludo del cómo estás y nosotras bien gracias a Dios. Como es lógico ese nosotras incluye a ella y a su inseparable madre, Rosario Jurado, sin la que Las más grande nunca hubiera llegado a serlo. Jurado muestra su alegría por recibir la carta y hace partícipe a su madre. La artista contesta a Naval con dices bien al decir que tengo ya lo que quiero, pero todavía me falta mucho, pues aunque tengo mucho éxito donde quiera que voy, no lo tengo todo hecho, tú sabes que es así.
Anuncia que en una semana saldrá un disco suyo en la que ha grabado una canción dedicada a la Virgen de Regla. Con ello se demuestra que su amor por la Virgen de Regla nunca fue algo ficticio de artista de salid en procesión cada 8 de septiembre sino una gran historia de amor por la imagen desde su niñez. No obstante este disco anunciado sobre la Virgen de Regla se grabó bastantes años después. En la carta anuncia además el próximo estreno de su película en Madrid. De ella dice tengo muchas ganas, pero también tengo un poco de miedo pues Madrid es muy exigente con los artistas, pero en fin Dios querrá que todo salga bien. Aunque sin nombrarla, Rocío Jurado se refiere al estreno de su primera película Los Guerrilleros (1963) bajo las órdenes de Pedro Luis Ramírez y que protagonizara junto a un también joven Manolo Escobar. Esta película se estrenó el 5 de febrero de 1963 en el Cine Paz de la madrileña calle de Fuencarral.
Con tono entrañable Rocío le dice a su amigo Ricardo que le mandará la foto que éste le pide y aprovecha para desearle una feliz Nochebuena y año nuevo. Cuenta la visita de una chipionera al tablao en el que trabajaba y en el que muestra su amor por Chipiona y sus paisanos. Estuvo en El Duende Liana, la hija de La Rusa, me dio mucha alegría porque me habló de ti y de la gente de mi Chipiona. Finalmente en un lenguaje sencillo y coloquial Rocío Jurado se despide de su amigo Ricardo con un bueno Richar ya no te digo más nada, hasta pronto, recuerdos de mi madre, recibes un saludo cariñoso de tu amiga Rocío. Curiosamente la carta está dirigida a nombre de Ricardo Naval pero no indica la calle ni número. Sólo pone Bar Tani, dato suficiente para que llegara la carta a una de las personas que más querían a Rocío, hizo por ella, y le rindió un repetido homenaje en vida en este local que rebosaba de fotografías y reportajes de Rocío Jurado. Cabe recordar que Ricardo Naval murió en diciembre de 2006 tras una larga enfermedad. Actualmente sus herederos han reabierto el Tani, santuario de los artistas.