S.A.R. el Infante Don Carlos, presidente de Honor de la Asociación Española de Fundaciones (AEF), ha hecho entrega de la Medalla de Honor 2007 a D. Isidoro Álvarez, presidente de la Fundación Ramón Areces, en un acto al que ha asistido una nutrida representación de personalidades de la comunidad fundacional, científica, académica, empresarial y cultural.
En la concesión de este galardón se ha valorado muy especialmente la destacada labor de la Fundación Ramón Areces- que el próximo mes de marzo celebrará el trigésimo segundo aniversario de su creación- en la promoción de la investigación científica y técnica y de la educación, habiéndose convertido en un destacado líder social y filantrópico.
La Medalla de Honor fue creada por la Asociación Española de Fundaciones en el año 2003 para recompensar trayectorias individuales o institucionales de destacada relevancia, sobresalientes en niveles de excelencia entre el grupo de participantes del quehacer fundacional en España. La Medalla de 2003, la primera de las concedidas, se otorgó a S.M. el Rey Don Juan Carlos. La correspondiente a 2004 a la Excma. Sra. Dña. Carmela Arias, Condesa de Fenosa, presidenta de la Fundación Pedro Barrié de la Maza, la tercera a la Fundación Juan March y la cuarta a la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
En su intervención, el Presidente de la Asociación Española de Fundaciones, Carlos Álvarez, mantuvo unas palabras de recuerdo hacia el fundador de la institución galardonada, D. Ramón Areces, al que calificó de prototipo de indiano que contribuyó al igual que sus predecesores- al desarrollo colectivo y al apoyo de obras de interés general. Según Carlos Alvarez, la Fundación que creó Ramón Areces y pilota hoy Isidoro Álvarez es actualmente un prestigioso y relevante actor de la vida española.
En este contexto, el Presidente de la Asociación Española de Fundaciones recalcó el espíritu que animó a la Asociación a crear la Medalla de Honor en el año 2003 las fundaciones españolas necesitábamos exaltar y reconocer a aquellos de entre nosotros que destacan manifiestamente por cumplir su cometido de una forma brillante y sostenida.
Por su parte, Isidoro Alvarez, Patrono Presidente de la Fundación Ramón Areces, afirmó en su intervenció que la sociedad del conocimiento y la competitividad en un mundo globalizado, obligan a combinar el esfuerzo individual, la iniciativa pública y la aportación privada con el fin de hacer frente a los nuevos desafíos. Existe- dijo- una demanda de cultura y de formación que necesita el esfuerzo de todos y en la cobertura de esas necesidades jugan un papel importante las fundaciones privadas. Se producen avances científicos, acontecimientos económicos y estratégicos que requieren respuestas desde el talento.
Precisamente, la selección de talentos y la oferta de oportunidades para completar su formación es una de las tareas de la Fundación Ramón Areces porque, según su Patrono Presidente entendemos que no hay nada más noble ni colaboración más interesante que apostar por el talento. Y apostar por el talento es creer en la capacidad de nuestros intelectuales y científicos. Es hacer lo posible para que dispongan de medios para su trabajo. Es invertir para que emerjan nuevos valores. Y es, en definitiva, abrirles puertas para que puedan desarrollar sus conocimientos.
Isidoro Álvarez resaltó la lucidez y la visión de futuro ejemplares de D.Ramón Areces, que le llevaron a situar, desde el principio, la investigación científica en el centro de gravedad de la Fundación. Me complace renovar en esta ocasión tan entrañable - dijo Isidoro Álvarez- el propósito de continuar en la misma trayectoria que hasta el presente, y anunciarles nuestra intención de abordar nuevos e importantes proyectos con el fin de ayudar a satisfacer las nuevas demandas de la sociedad española, y contribuir así al logro de un futuro que pretendemos que sea mejor.
Isidoro Álvarez concluyó su intervención reiterando el agradecimiento por el galardón al que calificó como el mejor de los reconocimientos, que nos hace sentirnos satisfechos de nuestra historia y el mayor de los estímulos para seguir sintiéndonos lo que siempre hemos querido ser: un instrumento de utilidad social.