Hola amigos/as
No se por donde empezar, han sido tantos días sin poder comunicarme con vosotros, sin poder transmitiros todo aquello que me iba ocurriendo, todo aquello que la montaña me dejaba ir avanzando, que tendría que extenderme demasiado.
Ante todo, os agradezco y me emociona ver la cantidad de mensajes de ánimo y apoyo que tenía en mi correo, tantos y tantas de vosotros que habéis estado pendientes de mí verdaderamente me hace ver que no estaba sola, que probablemente cada paso que daba esa noche del 20 al 21 de mayo, podría haber sido un empujoncito de cada uno de vosotros.
Porque creedme amigos/as hubo muchos momentos en los que me faltaron las fuerzas y milagrosamente las iba recuperando. Hubo instantes de frío intenso en que no me sentía las manos y llegue a pensar que no iba a ser posible seguir debido al frío de la noche.
Salí del Campo 4, Collado Sur, situado a 7.960 m. a las 22,00 h. de la noche del día 20, sin haber dormido, ya que ese día subí del campo 3 y llegué muy tarde, cansada y deshidratada por el sol reflejado en la nieve y porque llevaba el mono de plumas puesto para ahorrarme peso en la mochila.
A las 22,00 cuando iba para el ataque a cima, Pemba me tuvo que ayudar a ponerme los crampones porque no me sentía las manos y no podía articular los dedos. A partir de ese momento nos pusimos en acción para entrar en calor. Subir, subir, subir. No podía pararme, íbamos una fila considerable de personas, lo que lo hace todo menos íntimo, pero más seguro quizás.
En el balcón, a 8.400 m. por fin paramos, pude beber y comer un caramelo y empecé a notar frío, de modo que nuevamente reanudamos la marcha, por una arista afilada. En ese momento me dí cuenta por primera vez de donde estaba... empezaban las primeras luces del alba, se distinguían siluetas de montanas a mi izquierda, Nepal: Ama Dablam, Pumori, Cho Oyu a lo lejos... y a mi derecha, solo llanura desértica con lagunas... China.
Es estremecedor, como el ser humano se puede adentrar en este terreno tan sumamente peligroso, frío, inhóspito, irrespirable, solo por alcanzar una cima, una cumbre. La mas alta del planeta, si, pero.... arriesgándolo todo, arriesgando la vida.
Cuando empezó a dar el sol me reanimé, quería llegar ya, empecé a adelantar gente, iba muy bien, había tramos de roca, los escalaba con una facilidad pasmosa que Pemba no daba crédito. Todo es porque ya veía cerca la Cima Sur. Pero antes de la cima sur, encuentro a un chico tumbado agonizando entre dos piedras, lo miro y era Gianni, un amigo suizo que hizo cumbre el año pasado en el Dhaulagiri, lo veo muy mal, blanco, "dice que esta haciendo el Everest sin oxígeno" le ofrezco té, no quiere, lo animo, le digo que es el hombre mas fuerte que conozco y que lo va a conseguir, y sonrie.
Seguimos y cuando llegamos a la cima sur y veo lo que nos queda hasta la cima, me desanimo, el esfuerzo que he hecho antes lo empiezo a acusar ahora, seguimos y veo el mítico y famoso "Escalón Hillary", Dios mío, pienso, es afilado como un cuchillo, no sé si seré capaz de escalar eso en estas condiciones, a mas de 8.600 m., cansada y deshidratada, ya nos hemos terminado un litro de té entre Pemba y yo.
Pemba me engaña, me dice que a la cumbre solo queda una hora, pero yo creía que era menos, al final fueron 2 h., ya que la gente que iba delante, ahora vuelve y por esta afilada arista no caben 2 personas, tengo que dejar paso a muchos que bajan medio muertos, eso me desanima, si ellos van así...
Ya pasado el difícil tramo de roca llego a la cumbre, solo ha llegado uno de mi grupo con su sherpa, me hago fotos y espero a los demás para hacernos una foto de grupo, tras más de una hora, ya estamos todos. Me encuentro genial, riendo, sin la mascara de oxígeno, cantamos, nos hacemos fotos, bromeamos y ahora viene lo peor, la bajada. Mi amigo Gianni ha llegado también, está fatal, no puede levantarse, no deja de intentar respirar, le hago una foto y le deseo suerte y Pemba y yo bajamos.
Tardamos mucho, nos cruzamos con gente que sube y todo es muy lento. Antes de la arista que baja de la cima sur al Balcón nos encontramos con alguien que se ha quedado sin oxígeno y que es incapaz de bajar, no podemos ayudar, yo llevo la última de las 3 botellas con muy poco ya y todavía nos queda, les pedimos paso para bajar al Campo 4 y dar aviso para que algún sherpa suba oxígeno para él.
Bajamos a duras penas, llevamos desde las diez de la noche andando y llego al campo 4 a las 17,00 h. Tuvimos que bajar por la arista sin poder ayudar a este hombre, llegué al Campo 4 a las 17'00 h. exhausta, deshidratada y con un dolor de cabeza que me moría, ya se me había acabado el oxígeno. No tenía ni hambre, tomamos una sopa, bebí todo lo que pude y pasé la noche sin dormir, debido a la tos y al dolor de cabeza.
La bajada del campo 4 al campo 3 no fue nada mejor, me levanté como un 'zombie', me tuvieron que ayudar por el Espolón de Roca de los Ginebrinos, ya que nuevamente se cruza con gente, hay que hacer un rapel expuesto y yo estaba como en otro mundo, medio ida. No veía bien, ya que el día anterior con la mascara de oxígeno me quitaba de vez en cuando las gafas porque se empañaban y así me pude haber buscado una ceguera temporal.
Ya una vez descendidos unos 400 m. empecé a encontrarme mejor y cuando mejor estoy y ya vamos en grupo hablando y riendo, me encuentro a un guía argentino que me comunica que mi amigo Gianni falleció en la bajada de cima, en la cima sur.
Me tiro en la nieve y me pongo a llorar, no puede ser. !No merece la pena! Que le quede claro a todo el mundo que no merece la pena morir por una montaña, aunque sea tu única meta en la vida, no merece la pena. Gianni tenía una niña pequeña y verdaderamente no es justo, no puede ser así. Esto no es como cualquier deporte, aquí se pierde la vida, hay que hacer las cosas extremadamente bien, no sé cuantos rapeles hice desde la cumbre hasta el campo base. En cada rapel te juegas la vida, en cada paso, en cada cuerda que puede estar mal puesta, en cada mosquetón mal cerrado.
Todo influye, la deshidratación, el cansancio, las rodillas que no te aguantan, la cabeza que te va a explotar, el hambre, el sueño, la fatiga, todo te puede hacer jugar una mala pasada.
Vimos mas cadáveres allí, todos perseguían ese mismo sueño y allí están sus cuerpos, Dios mío, es demasiado fuerte, al verlos me ponía a temblar. Ya cuando estoy abajo y sobre todo hasta que no llego al campo base no me siento a salvo, ya que la cascada del Khumbu es el mayor peligro de todos. Y es entonces cuando le doy las gracias a Pemba, por estar conmigo, por no dejarme ni un momento sola, porque estamos vivos, porque hemos vivido momentos allí arriba en los que podríamos haber perdido la vida y estamos aquí, sin pies congelados, sin manos congeladas, sin edema cerebral, sin edema pulmonar. A los 2 días Pemba recibe la noticia de que ha sido padre... me pongo nuevamente a llorar
¿Será el espíritu de Gianni? ¿Será el ciclo de la vida? Unos se van y otros llegan...
Amigos, gracias por estar ahí conmigo, por haberme enviado desde allí vuestra energía y vuestro apoyo, estoy segura, de que como decía "cada paso que dí, fue un pequeño empujoncito vuestro" gracias por estar ahí y ser mis amigos y comprenderme cuando os hablo de estas y otras montañas que nos unen y nos dan la felicidad....
!!!Os quiero!!!
Lina