El fin de semana pasado se celebró una jornada del fútbol profesional contra el hambre; sin duda, un gesto loable.

Los responsables de www.deportesininsultos.com pensamos que las distintas federaciones, equipos (profesionales o no) y comités de árbitros de los deportes que conviven con la violencia (física y verbal) cada fin de semana deberían liderar una campaña firme, decidida y valiente para proclamar su desacuerdo con dicha violencia. Los que nos hemos sumado a www.deportesininsultos.com ya hemos empezado, pero esto debe ser cosa de todos si queremos que llegue donde debe llegar.

Sabemos que se trata de un tema delicado y que el deporte es un negocio que mueve, en algunos casos, cantidades desorbitantes de dinero; pero, antes que nada, debe ser un germen de valores. Y esto hay que decirlo, hay que atreverse a decirlo, por respeto a nosotros mismos y a las generaciones futuras.

Desde que no permito faltas de respeto en los partidos de fútbol que dirijo como árbitro (tampoco por parte de los espectadores, por supuesto), he comprobado que el comportamiento de todos los presentes es mucho mejor. Estoy convencido de que el simple hecho de proclamar lo normal (es decir, que no puedo permitir lo que un juez nunca permitiría en su sala ni un policía en cualquier calle) invita a la reflexión y ayuda a mejorar la convivencia en los eventos deportivos. Pero hace falta que lo hagamos todos para que empiece a verse como lo que es: lo normal y conveniente. Hace falta ir contra la corriente, contra una corriente miserable que nos perjudica a todos y que debería avergonzarnos.

Si continuamos callando, lo injustificable (las faltas de respeto, la violencia física y verbal) seguirá produciéndose como si nada. Los niños seguirán pensando que insultar al otro está bien; seguirán pensando que hablar de "robo por parte del árbitro" es lo normal; seguirán pensando que en ciertos deportes las normas que sus padres y profesores les enseñan no valen para nada.

Nuestros hijos merecen que, de una vez por todas, pongamos el deporte en el sitio que le corresponde.