La Federación Andaluza de Asociaciones de la Prensa, en nombre de los periodistas andaluces, rechaza de plano y sin la menor reserva o excusa la brutal agresión de la que acaba de ser objeto el periodista gaditano Fernando Santiago Muñoz, por parte de un operario de la ya extinguida factoría de Delphi, abordándole por sorpresa y de una forma realmente decidida e intencionada en causarle grave daño, hasta el punto que ha tenido que ser atendido en un centro médico. La Asociación de la Prensa de Sevilla condena lo sucedido y rechaza tajantemente cualquier tipo de actuación que pretenda cercenar la libertad de expresión o la legítima y democrática crítica periodística.
No es la primera vez que nuestro compañero Fernando Santiago ha sufrido agresiones e incluso amenazas por algunos trabajadores de dicha factoría bajo el pretexto de estar en desacuerdo con las columnas y los artículos escritos por Santiago. El agresor de hoy profería a gritos una frase: No escribas más. Por ello los ataques son también una cobarde agresión a todos los periodistas andaluces, y al legítimo uso de la libertad de expresión y del ejercicio de la profesión periodística.
En modo alguno la FAAP permanecerá impasible ante estas situaciones y, al igual que lo ha hecho en todo momento y circunstancia parecida o ajena, cuando injustamente ha sido dañado, insultado, agredido o faltado en su dignidad cualquier periodista, por lo que apoyará al periodista Fernando Santiago brutalmente agredido física y verbalmente en cuantas acciones de orden legal nos asistan para ello, así como, una vez más, ante toda la sociedad, dejamos claro que una agresión a esta actuación de un periodista lo es en directo a la misma libertad de expresión y, con ello, a toda la ciudadanía y la democracia en sí.
Fernando Santiago Muñoz, actual presidente de la Asociación de la Prensa de Cádiz, cuenta con el respeto y afecto de esta Federación de la que fue un gran impulsor y, precisamente, lucho con constancia y eficacia para que los periodistas andaluces contemos y se nos de, colectiva y colegialmente, la dignidad que nos corresponde.