Jornadas en las que la palabra habita espacios de encuentro.
3ª Jornada: 25 de marzo, viernes, a las 21h (La Carbonería, C/ Levíes, 18. Sevilla)
Presentación de las jornadas del I CICLO POESíA NADADORA por los coordinadores, Ana Patricia Santaella y Pedro Luis Ibáñez Lérida.
POESÍA NADADORA es una propuesta de encuentro y acción. La palabra poética y la música invitan a la contemplación y reflexión. Dos poetas transitan entre Córdoba y Sevilla para ofrecernos, desde ambas ciudades, dos miradas reveladoras. Organizado por Cooltura acción y poesía en colaboración con La Carbonería, se desarrollará durante los meses de marzo y abril
María José Collado y Manuel Guerrero Cabrera, serán los poetas de la 3ª jornada del CICLO. Acompañados por Mariano Alda, al piano y José María Marín, guitarra y voz.
Manuel Guerrero Cabrera
Nace en Lucena (Córdoba) en 1980 y trabaja como profesor de lengua y literatura en la función pública docente. Pertenece a la Sociedad Española de Literatura General y Comparada, a la Asociación Universitaria de Estudios de las Mujeres y a la Asociación Cultural Naufragio, de la que es socio fundador.
Entre sus publicaciones, destacan las referidas a los estudios y artículos de investigación, siendo autor de los volúmenes Estudios críticos de literatura del Siglo de Oro (De Juan de Mairena y de libros, 2008) y Tango. Bailando con la literatura (Moreno Mejías, 2009); y, también, las poéticas, como autor de El desnudo y la tormenta (Moreno Mejías, 2009) y su aparición en Versos para derribar muros (Los libros de Umsaloua, 2009); aunque la mayor parte de su obra se ha publicado en distintas revistas Angélica. Revista de literatura, Isagogé y Saigón entre otras; además de las digitales Noseolvida. Revista digital, Groenlandia y Mundo educativo.
Por último, es colaborador con columnas de opinión de los diarios digitales Sur de Córdoba y Lucena Hoy; y un apasionado del tango argentino.
Sus versos estremecen antes de dejarse comprender, componiendo líricas meditaciones que flamean cual estandartes de rebeldía frente al desfile de los días o el inevitable olvido. [ ]
El desnudo y la tormenta constituye una homogénea colección de poemas únicos; como si de un holograma se tratase, en cada una de sus partes puede contemplarse el todo y viceversa. El libro como poema y cada poema como una de sus estrofas. Una obra que atrapa dentro de su circular y centrípeto acabado. Lo cual constituye un aval a la hora de presentar a una joven promesa a punto de llegar a la madurez.
MANUEL ARIZA CANALES, Diario Córdoba. En equilibrio filológico su silente poética está en su sitio fonético, inspirando admiración de sinestesia «tengo los ojos callados», «la blandura del mar», rompiendo, dulcemente, el mundo ordinario con la dicotomía copulativa de la «frescura y madurez». [ ] Es un libro del yo y para el otro (sustantivo del poemario), del respeto al respeto de muchas voces enana, que es el eco de lo bueno que se sabe pero que no todos, desgraciadamente, conocemos.
Cuando leemos El Desnudo y La Tormenta, la vista no va tropezando en rimas y acentos, sino que resbala a través del sentido de los versos. La vasta erudición de Manuel se transluce en el uso de un vocabulario rico y brillante. Pero, aunque a veces aparecen términos no muy usuales en el idioma cotidiano (férvido cuello, célico aliento ), el contenido no queda en ningún momento escondido tras una maraña de palabrería elitista, sino que el idioma usado, a la vez que muy cuidado, es sencillo y accesible a todos. Uno de los elementos más significativo del libro es el gran número de citas de otros autores que abren los poemas, citas con las que a menudo dialogan los versos de Manuel (No me digas el verso final de Luis Alberto).
ANTONIO J. SÁNCHEZ FERNÁNDEZ, Revista Groenlandia. La primera parte está teñida por el recuerdo, la memoria y el olvido, en esos poemas se trenzan los tres sentimientos que recorren textos en los que dialoga con un tú ausente, causante de esa melancolía que destilan algunos versos, por ejemplo los que forman «Im tours», en los que la voz poética siente la falta del ser amado.
La segunda parte [ ] reúne un grupo de poemas de marcado tono erótico, en los que cambia incluso la medida de los versos que en la primera parte eran cortos y libres y en la siguiente se remansan y se vuelven más clásicos [ ], porque la perfección de lo que se expresa busca también la perfección del ritmo.
MARÍA JESÚS SOLER ARTEAGA en el prólogo.
Apuntes a la creación poética
Nos dice el autor:
Mi poesía está marcada por la transición, la inquietud y la lectura (y relectura) persistentes. Las tres se complementan, en resumen, para explicar el por qué del verso e implicar el desencanto de lo existente (o recreado): como una continua duda en elegir lo cotidiano (en especial, el amor) o en ahondar en lo sugerido por otras voces (me gusta partir de citas de otros autores). Por esto último, la lectura motiva los demás aspectos referidos y, por ello, admito huellas y referencias, principalmente, de Miguel Hernández y César Vallejo, a los que añado la influencia del planteamiento de poetas actuales, como Luis A. de Cuenca y Javier Lostalé, y del cuidado lírico de Rubén Darío (cuestión en la que siempre hay que mejorar).
Mi poesía ha dejado de alimentarse de la inspiración de la juventud para optar por la revisión continua de lo escrito y, así, dejo muchos versos sin colocar en un folio en blanco. Por último, mi atracción por el tango argentino ayuda a la musicalidad de mi verso e imprime un tono nostálgico y, en ocasiones, amargo a mi poesía.
María José Collado
Ha pasado mucho tiempo desde aquel primer libro La luna en el laberinto (1987). Rafael Adolfo Téllez escribió en su contraportada: Alguien que no eres tú pero sí eres, baja un cerro. Tienta en su mano pan y fruta y un cestillo con mimbre. Tienta, desnuda, la humedad de los astros. Los astros, la luna, la noche, han ejercido su poderoso y enigmático influjo sobre mí, pero también la luz, el fuego, el río de la vida con sus barcos cargados de alegrías y tristezas.
De aquel primer libro rescato estos versos de un poema titulado Era un sueño imposible: Sobre una espléndida piedra azabache/ parecías, yacente, un dios del Olimpo/ al tocarte, ilusión, fuiste sólo agua/ y en ella me hundí con un sueño de siglos/.
En Arde la vida bajo el cobre lunar (1992) aparece el hilo que nos guía por las tinieblas: Olorosas manzanas tentadoras/ de Hespérides soñadas/ arrastran a saltos de caballo/ a costa soledad, sin más demora.
La voz de un poeta no es uniforme, el paso del tiempo, lo vivido, lo leído, la van puliendo, la hacen más reflexiva y madura. He pasado de una poesía de tintes barrocos a otra más desnuda, a veces, desgarradora, algunos símbolos permanecen, otros han sido sustituidos. Pretendo llegar a mente y corazón por igual.
Escribo igualmente en primera o tercera persona, si me distancio de mi yo, alcanzo nuevas perspectivas. Traslado mi inquietud vital al papel, la rebeldía bulle en la escritura igual que la pasión. Ahora escribo del desamor: Una nota muy breve/ en un plástico roto/ acrílica tu huella/ sobre el papel mojado/.
Colaboraciones en: Agenda de la tolerancia, Océano, Cuadernos de Roldán, Aldaba, Jirones de azul, En sentido figurado, Poesía actual. Publicaciones: Monográfico de La Cuerda del Arco. Poemarios: La luna en el laberinto. Arde la vida bajo el cobre lunar. Antologías: I Encuentro hispano marroquí de poesía Jacinto López Gorgé. Versos para derribar muros.
Finalista de varios certámenes de poesía. Premio del IV Certamen Internacional Traspasando Fronteras, Universidad de Almería. Un mar en llamas, la distancia, de María José Collado. Ha sido editado por la universidad de Almería, ganó el IV Certamen Internacional Traspasando Fronteras (2010), en la modalidad de poesía.
Consta de siete poemas que reflejan diferentes aspectos de la inmigración, de la exclusión social, los conflictos tribales, así como también la problemática de los territorios ocupados.
En Tamerzet, se hace referencia a un pueblo donde late la tristeza, la nostalgia por los que se fueron a buscar trabajo en otra parte: hay en la atmósfera algo pesado/ un ritmo triste y lento/ esquivo a la esperanza. Estos poemas se escriben con empatía, es la voz que denuncia y se solidariza.
En Travesía de un sueño, nos adentramos en la realidad de las pateras, olemos el salitre, tiritamos de frío, nos envuelve la noche abrazados al miedo: En las tinieblas son sólo sombras/ el blanco de sus dientes/ los amuletos de hueso/ la luz de una linterna reflejada en un rostro/ les devuelve la humanidad que les resta la noche.
En El viento rojo, entramos en el corazón sangrante de África, el odio tribal, la huída masiva para salvar la piel: El instinto les dice que el viento rojo avanza/ a golpe de tambores entre los matorrales/ las hachas cortan vínculos de fuerza/ con la saña afilada de dioses pretenciosos.
En Sombras de promesas, nos acercamos al conflicto palestino: la fantasmal aldea/ las huecas casas/ las lindes de recuerdos familiares/ llenan de agua amarga un pozo/ con la nostalgia de un país de flores.
Nos acercamos al mundo de los excluidos socialmente en Entre puntales al raso: Están hechos de agua/ de pan duro/ de infectadas heridas/ de parásitos/ de ropa zurcida o encontrada/ de la caligrafía amarga de la calle. Mi intención es a través de estos poemas que nadie permanezca ajeno a estas realidades, que a muchos incomodan y, que otros muchos prefieren ignorar.
Apuntes a la creación poética.
Nos dice la autora: La poesía es la herramienta que nos posibilita renombrar el mundo, dar vida a los objetos. Es la llave que abre las puertas a realidades paralelas. Tiene mucho en común con la música y la pintura, las imágenes son lienzos escritos, ritmos orquestados por la pluma.
Lo onírico se abre paso en la vigilia. La inspiración es un soplo que se alía con el trabajo en el escritorio. Los temas de siempre se entremezclan con los del presente que nos ha tocado vivir. Un poema es una criatura que se gesta, el dolor y la felicidad forman parte de esta concepción. Raíz, semilla/ en la cálida sombra de un útero paciente/ el mundo lo reclama/ un nombre lo concreta.