El cineasta ruso estrena en el Sevilla Festival de Cine Europeo la tercera parte de su trilogía Quemado bajo el sol, una película que define como metafísica y con la que quiere agitar conciencias.
Me gusta venir a España, entre otras cosas, porque hay muchos rusos y me reconocen por la calle, ha remarcado el director, homenajeado esta edición con el Premio de Honor.
Nikita Mikhalkov, uno de los directores rusos más importantes de todos los tiempos, y reconocido este año por el Sevilla Festival de Cine Europeo con el Premio Homenaje a toda su carrera, se ha mostrado esta mañana encantado con su visita a la capital hispalense y con la invitación del certamen para rendirle este tributo.
El cineasta, que estrena en el marco del SEFF11 su último trabajo, Quemado bajo el sol: la ciudadela, que cierra una trilogía que había dejado en su segunda entrega hace más de 15 años, ha definido este largometraje como una película metafísica, con la que pretende en cierto modo que el espectador reflexione sobre la pérdida de las defensas por parte de la sociedad. Hoy matan a miles de personas y lo vemos en una pantalla de televisión, pero no nos horroriza, porque se ha ido perdiendo el respeto por la vida y la muerte, lo que lleva a la indiferencia, ha manifestado.
Mi película intenta regenerar la memoria, pero no es ni bélica ni histórica, aunque esté basada en hechos históricos, sino que es una película metafísica, ha continuado.El director ha hablado también de su vinculación con España, e incluso ha soltado algunas palabras en castellano durante la rueda de prensa, pese a que ha reconocido que, por la falta de práctica, no se siente muy seguro hablando en este idioma. Las primeras palabras que pronuncié fueron en español: Juanita de la Torre, que era mi nani, una española, ha relatado entre bromas Nikita Mikhalkov, muy orgulloso de su relación con este país. Si no fuera en Rusia, el otro país en el que querría vivir es España, ha recalcado. Entre otras cosas, ha alabado de este país ver a unos ancianos tan guapos, porque eso significa que fueron niños guapos que han envejecido en armonía interior, algo que me emociona mucho. Lo mismo que siente cuando lo reconocen por la calle. En España hay muchos rusos y me gusta porque muchos me reconocen por la calle, ha reído.
Ha reiterado igualmente su agradecimiento al SEFF11 por el galardón. No es que se hagan las películas para recibir un premio, porque no recomiendo esa forma de trabajar, sino que el premio tiene que ser una alegría, algo inesperado, y a mí me llena de nostalgia éste por mi sentimiento infantil de haber sido educado por españoles, aquellos que en 1937 llegaron a Rusia.
Sobre la situación en su país también ha sido tajante. No es que me guste todo lo que pasa en Rusia, pero tampoco creo que las autoridades busquen el mal para el país, a lo que ha añadido: Un ruso solo puede ser aquella persona que carece de algo ( ) y es un pueblo que se basa mucho en los cuentos mágicos. Para concluir: El ruso siempre espera el milagro, pero yo creo que la revolución desde arriba solo se puede dar si hay evolución desde abajo, y no puedo decir de ninguna manera que mi país esté en manos de bandidos.
El SEFF11 no solo ha estrenado esta edición la tercera parte de su trilogía Quemado bajo el sol, sino que ha ofrecido la saga íntegra en el certamen, junto a una selección realizada por el propio cineasta de sus películas favoritas, entre las que se encuentran Urga, el territorio del amor, 12 y El barbero de Siberia.