FURY. USA, 2014. Dirección y guión: David Ayer. Fotografía: Roman Vasyanov. Música: Steven Price. Actores: Brad Pitt, Logan Lerman, Shia LaBeouf, Jon Bernthal, Michael Peña, Xavier Samuel, Scott Eastwood, Jonathan Bailey, Branko Tomovic, Adam Ganne, Jim Parrack, Laurence Spellman, Brad William Henke, Kevin Vance, Jason Isaacs, Anamaria Marinca, Alicia von Rittberg, Daniel Betts, Stella Stocker
El principal inconveniente de "Corazones de acero" (espantosa traducción de "Fury") es que ya la hemos visto cientos de veces: el escenario, la historia y los personajes no aportan nada nuevo al género bélico. Para empezar, un grupo de soldados que siempre se compone de la misma forma: el culto, el bruto, el duro, el hispano, el novato... Entre ellos interactúan mostrando sus sentimientos y reflexiones de la manera más típica. La trama tampoco es nada original: este puñado de hombres aguerridos tiene que enfrentarse a situaciones límite durante la Segunda Guerra Mundial, en la etapa de invasión europea del ejército aliado contra los nazis.
En cuanto a las secuencias de combate (enfrentamientos entre tanques, especialmente), están correctamente filmadas, pero no hay nada nuevo, no es Spielberg con "Salvar al soldado Ryan" ni Kubrick con "La chaqueta metálica"; no innova ni sorprende, todo nos produce la aburrida sensación de haberlo visto en infinidad de ocasiones. Y para crear impacto, y ante la carencia más absoluta de un sello personal, el director (también autor del guión) opta por meter un poco de gore: cuerpos acribillados y desmembrados a balazos, o una cabeza arrancada por un obús de tanque.
Tampoco ayuda que el realizador sea alguien tan anodino como David Ayer, responsable de títulos tan discretos como "Sin tregua", "Dueños de la calle" o "Vidas al límite"; curiosamente, sus películas anteriores también han contado con actores muy conocidos por el público, y a pesar de eso han caído en el olvido (la última fue "Sabotage", con Arnold Schwarzenegger). Esta vez, el reparto es de lujo, con Brad Pitt a la cabeza, pero ni el rubio de oro ni Shia LaBeouf pueden levantar una película tan trillada como esta.
Y atención al mensaje final: la guerra es una barbarie que destruye al ser humano y que aniquila a la juventud, creando secuelas para siempre. ¿Les suena de algo?