El Pleno del Ayuntamiento de Chipiona acordó ayer por unanimidad que la biblioteca municipal pase a llevar el nombre del poeta, periodista, político y sindicalista José Miranda de Sardi.
En la propuesta del delegado de Cultura, Sebastián Guzmán, se incluía una amplia biografía de José Miranda de Sardi, que nacía en el seno de una familia de pequeños agricultores en 1899 en una Chipiona que municipio que rondaba los 4.000 habitantes dedicados, casi con exclusividad, a la viticultura, lo que hacía que un mal año de vendimia se tradujera en hambre para los trabajadores.
Poco se conoce de la infancia de Miranda, aunque parece ser que destacó en la escuela, y su afán por la lectura era tal que echaba horas y horas a la luz de las farolas con un libro en la mano. Este gusto por la lectura y la palabra escrita despierta en el joven Miranda la inquietud literaria y, con tan sólo 17 años, creaba su primera obra de teatro titulada ‘Delfín el Pirata’.
En 1911 su padre junto a sus tíos maternos, José y Juan Sardi Landa, y a su tío paterno, Antonio Miranda Tirado, se afilian al Sindicato Centro Obrero, compuesto por 487 socios para negociar las bases de vendimia frente al Ayuntamiento y la Patronal. Dos años después, en 1913, su hermano mayor Teodoro, ingresa en el Sindicato Centro Instructivo de Viticultores, relacionándose con los elementos más reivindicativos de la localidad. Todo este entorno marcará profundamente la ideología de José María, asimilando conceptos como el de solidaridad y lucha de clases. Creyó en la posibilidad de cambiar la mala situación de la clase trabajadora a través de la educación y el sindicalismo.
Miranda de Sardi ingresó en el sindicato Centro Obrero, alcanzando en 1921 la presidencia del ramo de la construcción. A la par iba su actividad literaria y en 1922 publica una recopilación de poemas llamada ‘Pétalos Sangrantes’, que vendía por 0,50 pesetas desde su propia casa.
Su actividad sindical le cerró en muchas ocasiones las puertas para cualquier trabajo lo que, según su hijo Augusto, le obligó a marcharse de Chipiona. Su tío le aconsejó que se fuese a Barbate, dónde él residía, y donde la almadraba necesitaba de trabajadores, mudándose en 1923.
Allí encuentra trabajo en ‘El Tercio’, grupo de obreros dedicados a varar las embarcaciones pesqueras en la playa, ya que por aquel entonces no existía puerto pesquero en la localidad. Miranda ocupó un puesto de listero, además de encargarse de entregar la paga a los trabajadores.
En este trabajo hace amistad con José Sánchez, el secretario del Pósito de Pescadores, una especie de sindicato-cooperativa, y le introduce en dicha organización. Debido a su formación, ejerció de maestro desde 1929 en las escuelas del Pósito y como secretario escribiente.
Es en Barbate donde comienza su labor como periodista profesional, fundando ‘El Heraldo de Barbate’ en 1925 y ‘La Independencia de Barbate’ en 1931, medios de comunicación desde los que reivindicaba una mejora de la situación de los trabajadores y que utilizó además como medio difusor de las ideas independentistas de los barbateños, que buscaban la emancipación de Vejer de la Frontera.
Pero Miranda no sólo limitaba su actividad periodística al ámbito local. Por entonces, ya colabora en periódicos a nivel nacional, como con el micro relato publicado en el Heraldo de Madrid en enero de 1929, ‘Un hombre probo a carta cabal’.
Es con la llegada de la Segunda República cuando Miranda de Sardi desarrolla su perfil político. Su vinculación al socialismo (bien por influencia de su hermano Manuel -que para las elecciones de abril había fundado en Chipiona la Agrupación Socialista- o por otras circunstancias), es evidente, hasta el punto de que él mismo funda la Agrupación Socialista de Tarifa en septiembre de 1931.
A principios de 1933 se marcha a Cádiz y participa en la fundación del Partido Sindicalista de Ángel Pestaña, que previamente se había desvinculado de la C.N.T. tendiendo a posturas más moderadas dentro del movimiento anarquista. De la mano de este partido, llega a ser uno de sus más activos dirigentes provinciales; siendo elegido concejal del Ayuntamiento de la capital gaditana, donde desempeñó el cargo de teniente de Alcalde y ejerció de secretario particular del Gobernador Civil Mariano Zapico.
En su papel de político, José Miranda destacaba por su elocuencia y por la facilidad con que llegaba siempre al fondo de las cuestiones, dando además numerosas charlas y mítines a lo largo de la provincia de cara a las elecciones generales de 1936.
La victoria del Frente Popular de Izquierdas en las elecciones de febrero del 36 no fue aceptada por la derecha más radical y un grupo de militares apoyaba la idea de un golpe de estado.
Los primeros movimientos se realizan el día 17 de julio en Marruecos y al día siguiente se sublevan el resto de tropas golpistas. La provincia de Cádiz fue alertada por el gobernador civil en la mañana del 18 mediante un mensaje radiofónico, y algunas autoridades se atrincheraron en edificios públicos.
En Cádiz, Miranda de Sardi se encierra con otros 5 concejales y unos 35 guardias municipales en el Ayuntamiento, en donde desarman a varios golpistas y reparten armas entre algunos de los civiles presentes, en total unas 100 personas. Por la tarde las fuerzas sublevadas cercaron el edificio, situando una ametralladora en la plaza del consistorio, a escasos 200 metros. El golpe es oficial, por la tarde se declara el bando de guerra por el general López Pinto.
En la noche del 18 al 19 de julio algunos de los encerrados deciden escapar. Miranda de Sardi no, se queda. A primera hora de la mañana del día 19 llegan refuerzos para los sublevados, son las tropas africanas que tras desembarcar en el muelle asaltan el Gobierno Civil. El Ayuntamiento con Miranda de Sardi aguanta y repelen con sus armas a los primeros asaltantes, hasta que comienzan a ametrallar la fachada del edifico. Soportan poco tiempo la embestida y a las 7 de la mañana se entregan a los sublevados. Son detenidos varios militares y un total de 30 civiles pasando todos a diversas prisiones. José Miranda de Sardi iba entre ellos.
Según su hijo Augusto, tras ser detenido lo encerraron en el barco carbonero ‘Miraflores’, un buque transformado en improvisada prisión flotante.
La obra poética de Miranda de Sardi está dividida en dos partes, una la realizada antes de emigrar a Barbate, con poesías y letras de carnaval, y otra a partir de su llegada a dicha ciudad, donde con la creación de los distintos periódicos se da a conocer en un ámbito más amplio de la provincia.
Su obra escrita fue recogida por dos historiadores locales amantes de su tierra en la publicación ‘Recopilación de la obra literaria de José Miranda de Sardi’, editada en el año 2000. Su obra, escrita hacía ya más de sesenta años, era desconocida por sus paisanos en ese tiempo, ya sea por temor, por ignorancia o por desinterés. La tarea fue ardua, pues la poesía de Sardi estaba dispersa por los periódicos en los que trabajó y parte de ella quedó solo en la memoria de las personas mayores de Chipiona, tratándose en este caso de auténtica transmisión oral la que ha permitido que llegase hasta nosotros.
Se ha intentado, erróneamente, de catalogarlo como perteneciente a la generación del 27. Aunque coetáneo de esta generación, en ningún momento se le puede incluir en la misma, ni por temática ni por contenido de su obra. Se podría describir como un escritor de corte social, más al estilo de Miguel Hernández. En muchas ocasiones sus artículos y poemas hablan de las injusticias sociales y adquieren tonos reivindicativos y de protesta.
Una poesía social, reivindicativa, a favor de la igualdad y contra el predominio de unos sobre otros. Poesía que denuncia injusticias, contestataria.
Utilizó los seudónimos ‘Martín Gala’ en los periódicos La Independencia de Barbate y el Heraldo de Barbate en su espacio ‘Coplas de la Quincena’; y ‘A mi Prim’, en la sección ‘Coplas al viento’ en los periódicos El progreso y Vox Populi.
A Miranda de Sardi, quienes le conocieron, y conocen su obra, no le llaman por su nombre, sino por ‘El Poeta’, el mejor premio que se le podría dar a quien tanto utilizó y amó la poesía.