
Retahílas
Núñez de Herrera publicó en 1934 ‘Teoría y realidad de la Semana Santa’. Pasó sin pena ni gloria
El encuentro entre el profesor Ortiz de Lanzagorta y una alumna nieta del autor convirtió el libro en un clásico
Fernando Morales, nieto de Núñez de Herrera, junto a la foto del 27. / Redacción Sevilla
08 de marzo 2025 - 06:15
1934. 1981. 2018. 2025. Son los cuatro años en los que han aparecido ediciones del libro de Antonio Núñez de Herrera (Campanario, Badajoz, 1900-Montegordo, Portugal, 1935) Teoría y Realidad de la Semana Santa. Una historia apasionante de un escritor atípico. Este año se cumple el centenario de su traslado a Sevilla en diciembre de 1925 como oficial de tercera clase de Correos y Telégrafos, una actividad profesional en la que siguió los pasos de su progenitor, Fidel Núñez, y que inició en Villafranca de los Barros.
La edición de 1934 pasó sin pena ni gloria. Es el año de la Revolución de Asturias. La edita Publicaciones Mediodía, unida a la revista y al grupo de poetas del mismo nombre. Son relatos que nueve décadas después conservan su frescura. Ambientados en la Semana Santa de 1932, cuando sólo sale la Estrella el Jueves Santo. Textos ilustrados con unos dibujos de Juan Luis: nazarenos huyendo en bicicleta de los disparos (recuerdan el inicio de El mundo es nuestro, de los Compadres), palios llevados con ruedas en carruajes con matrícula.
Ese libro se vendió a cuatro pesetas. El autor se casa el 19 de marzo de 1931 con Antonia Castelló Melchor. Falta menos de un mes para que se proclame la II República. Núñez de Herrera trabajará para el primer alcalde republicano de Sevilla, Rodrigo Fernández García de la Villa. Diego Martínez Barrio, el sevillano que llegaría a ser presidente de las Cortes y de la República, le encarga cuando es ministro de Comunicaciones la puesta en marcha de dos periódicos. Núñez de Herrera vivirá el nacimiento de dos iniciativas que siguen en pie: el Centro de Estudios Andaluces y la Hemeroteca Municipal, de la que en marzo de 1933 será su primer jefe técnico, con sede en el Alcázar. La inaugura con una exposición de carteles de Semana Santa y Feria. Sería de justicia que esta pinacoteca de periódicos y revistas llevara el nombre de quien la puso en marcha.
Los editores más recientes
Los editores de 2018, David González Romero (El Paseo), y de 2025, Miguel Gallardo (Sevilla Press) hablan en sus respectivas introducciones del papel fundamental que tuvo para su reedición un profesor de Literatura, José Luis Ortiz de Lanzagorta (1932-1998). La primera de las reediciones se tituló Estampas. Literatura y periodismo de vanguardia, una edición a cargo del propio editor, el historiador César Rina y el periodista José María Rincón, que viajaron a la localidad pacense de Campanario, a la calle Los Benítez en la que nace el 22 de marzo de 1900. La segunda lleva el título del clásico de Núñez de Herrera con el subtítulo La Semana Santa de Sevilla durante la Segunda República e incluye textos de Fernando y Marga Rosa Morales Núñez, nietos de Núñez de Herrera, hijos de su hija Margarita.
Entre ambas ediciones, la de 2018 y la de 2025, median los dos años terribles de 2020 y 2021 en los que por la pandemia no hubo procesiones en las calles de Sevilla. Cosa que no ocurría desde la Semana Santa de 1933, el año que Núñez de Herrera se hace cargo de la Hemeroteca Municipal. La última edición de Teoría y Realidad de la Semana Santa se presentó en el Ateneo la víspera del Miércoles de Ceniza. Teoría roja y realidad sevillana; teoría republicana y realidad capillita. Como ese relato leído durante la presentación por Ángel Bajuelo (autor de las fotografías junto a Fernando Salazar) titulado Estética, dolor y penitencia en el que un anarquista herido tiene junto al lecho una estampa de la Virgen de la Estrella.
Fernando Morales Núñez nació en 1958, veintitrés años después de que falleciera su abuelo mientras disfrutaba en el Algarve de unas vacaciones en familia. Es corredor de seguros y hace sus pinitos poéticos. Cuando el martes llegó al Ateneo para asistir a la presentación del libro, lo invitaron a situarse junto a la ya histórica fotografía. Porque Núñez de Herrera es en cierto modo el tapado de la generación del 27. Nace dos años después que Lorca y Dámaso Alonso, dos años antes que Cernuda y Alberti. Será el primero en las páginas de El Correo Extremeño que va a hablar de este grupo de poetas como un colectivo homogéneo, el primero que menciona la marca del 27. Y antes de que se reúnan en Sevilla publica una Breve Antología de Poesía Moderna.
Los cronistas de la ciudad
En la serie de entrevistas El Rastro de la Fama, Juan Bonilla le decía a Luis Sánchez-Moliní que lo realmente significativo en la identidad literaria de Sevilla no eran tanto sus poetas como sus cronistas. Citaba a José María Izquierdo o Joaquín Romero Murube, pero en ese mismo círculo podrían figurar Manuel Chaves Nogales, Rafael Cansinos-Asséns y Antonio Núñez de Herrera. Aquel librito que nueve décadas después es un clásico imprescindible de la Semana Santa era la punta del iceberg de la que iba a emerger una ingente producción periodística y poética. Su nieto Fernando incluye un poema de su abuelo en la edición de Sevilla Press que entronca con la tradición vanguardista, aunque parezca un oxímoron.
En el COU intercolegial San José-Maristas-Santa Ana de 1973, Miguel Gallardo tuvo como profesor a Ortiz de Lanzagorta. Literatura fue una de sus tres optativas, junto a Introducción al Derecho, por sus incipientes inquietudes jurídicas, y Filosofía, que impartía el padre Gerardo, que era su entrenador de baloncesto. Ortiz de Lanzagorta les encargó un libro coral sobre Luis Cernuda. A Miguel le tocó bucear en su infancia en la casa de la calle Acetres y la partida de nacimiento en el Salvador. El mismo profesor daba clases en el Centro de Nuevas Profesiones para futuros periodistas. Una de las alumnas era Marga Rosa Morales Núñez. Cuando Ortiz de Lanzagorta les habló de la generación del 27, ella le dijo que en casa guardaba una reliquia familiar. Dentro de una carpeta azul, estaba el librito editado en 1934 por Publicaciones Mediodía. En cuanto lo leyó, Ortiz de Lanzagorta decidió editarlo en la colección Cosas de Sevilla.
De no haber mediado este profesor, no habría ninguna reedición de Teoría y Realidad de la Semana Santa y Núñez de Herrera seguiría siendo un desconocido. El rescate del autor debería ir acompañado del de su descubridor, pura justicia poética, en palabras de Amalia Ortiz de Lanzagorta, periodista, hija del profesor que jugó un papel similar con el autor extremeño al de Borges con su amigo sevillano Rafael Cansinos-Asséns.
"Hegelianos"
“¿El Génesis? Hablarles de eso y veréis qué cara os ponen los armaos de la Macarena”. Es una de las muchas reflexiones del libro de Núñez de Herrera. “Para él no son comunistas ni anarquistas, son hegelianos”, dice Pepe Arenzana, uno de los prologuistas. También tomaron la palabra Guillermo Sánchez, Reyes Aguilar, Antonio Escudero, aparejador y ex hermano mayor de las Siete Palabras, Amalia Ortiz de Lanzagorta, y Pablo Borrallo, que moderó el acto en representación del Ateneo. La institución que convocó en diciembre de 1927 a aquellos poetas cuya primera alineación haría Núñez de Herrera. Permítase esta analogía balompédica para quien muere el año que el Betis gana la Liga y que una década antes fue directivo del Sport Club de Badajoz y en una ocasión llegó a figurar como entrenador en un partido amistoso contra el Elvense portugués.
La edición de El Paseo recupera buena parte de su producción periodística. La primera vez que aparece su nombre en un periódico fue en El Adelanto de Salamanca, una carta que suscriben soldados del Batallón de Radiotelegrafía de Campaña destinado en Tetuán “solicitando madrinas de guerra” en esa ciudad. “No se le puede cantar la Heroica, murió en la playa de una pulmonía”, dice su nieto. Aunque en la frontera le requisaron a su hermano la penicilina con la que acudía para socorrerlo.
Amenizaron la presentación el pianista Daniel Matas, virtuoso de Puente Genil, que ha acompañado a Isabel Pantoja en su última gira, devoto de Michel Camilo y Morricone, y la saetera Cristina Rojas.

