Antonio Gala se nos va cualquier día. Él lo sabe y él mismo lo dice. Se siente con todo consumado luchando contra el cáncer. Y ha concedido a Jesús Quintero una entrevista preámbulo de lo que serán sus memorias, su autobiografía: No os molestéis, conozco la salida. Es el balance de una densa vida como la suya, que parece encaminarse al final con una cuenta de resultados no siempre satisfactoria, impresiones de desencanto y fisuras por las que se le han fugado no pocas ilusiones. Estremece que el hombre que llegó a poseer miles de bastones, apenas encuentre ahora unos cuantos de apoyos para sostenerse. Ofrezco estas líneas como mi modesto homenaje a quien tanto admiré siempre como escritor, dramaturgo o poeta, un imán de palabras que me hacía correr hacia la televisión cada vez que él la dignificaba con su presencia y pensamiento. Antonio Gala representa en el atardecer de su existencia, quizás precisamente el momento de menos representación y de más sinceridad que jamás haya tenido, como si cogiera a la vida por el cuello, justo cuando de la vida tiene que soltarse. Deja frente a Quintero una lección magistral para aprender desde su naturaleza la nuestra propia de seres humanos siempre incompletos y como raros anfibios que habitan entre las luces y las sombras.
🕐 07/08/2014 10:05
✍️ Prácticas
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