Por Joan de Pantumaca
En cierta localidad los ciudadanos estaban ya tan hartos de sus gobernantes que decidieron con buen tino pedir certificados de encabronamiento. ¿Para qué querían el de empadronamiento si no servía para nada? Por lo menos así los ciudadanos mostraban su malestar con sus administradores, verdaderos discípulos de monipodio.
Era tanto el cabreo generalizado que ya nadie confiaba en nadie y aquello se convirtió en el salvaje oeste. Si pasaba algo grave y se les ocurría llamar a determinado teléfono para pedir ayuda una voz respondía, se lo comunico a mis compañeros. Algo así como tenga usted la seguridad que no va a ir nadie. Si pedían cita con sus gobernantes eran recibidos un año de estos. La apatía y el desinterés se apoderaron de los ciudadanos fiel reflejo de sus políticos, ¿ o eran los políticos fiel reflejo de sus ciudadanos?
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✍️ Por Joan de Pantumaca