La queja del bandoneon
Seguramente nadie podría haber escuchado mejor el lamento del mundo, que alguien desde Argentina, la patria del tango. La patria del dolor arrabalero, del canto lastimero de las causas perdidas que no se pueden perder. Nadie mejor para Papa, que un obispo hecho a base de oir la vida a media luz. A media luz los besos, a media luz los dos, a media luz millones de seres humanos cansados de tinieblas y penumbras, cuando podrían tener al alcance ser hijos de la Luz más completa y redonda de la tierra entera.