Escuchaba de joven Corazón loco, la versión aflamencada de Bambino. A mi padre le gustaba más la versión de Antonio Machín, en plan bolero, me dice dejando en la barra el gintonic perfumado con pimienta de Jamaica. Una, tímida y sumisa, vive a sesenta metros de su casa. Para encontrarse con ella le basta con bajar la misma acera. La otra, altiva y desdeñosa, vive a sesenta kilómetros de su casa. Para encontrarse con ella debe coger la autopista y pagar peaje. No las ama por igual, al sesenta y al cuarenta por ciento, por así decirlo, me dice como si el amor fuera un porcentaje.
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✍️ Francisco Gallardo, autor de la Ultima noche ,premio ateneo novela historica