Semana Santa
ESE NAZARENO Segunda parte
Yo no conocía al único varón de Joaquín Moeckel. Pero me encontré con un cromo, uno de esos niños propios de películas americanas, guapísimo, rubio y con ojos azules, de los que ocupan justificadamente la pantalla a base de primerísimos planos. Comprenderán que un cámara se frota las manos cuando la realidad le sirve la fotogenia perfecta, la estética sin la cual y por mucho que se esfuerce en su trabajo se queda a medio gas en los resultados. Pero iba a estar todo. Desde el protagonista hasta los elementos ambientales más adecuados.
