Los peces le dicen que se espere dos horas en la sombra. Hablan con las aves.Las aves con los reptiles.Los reptiles con los animales salvajes
y se divide el mundo en dos,con un mar por en medio con olas muy altas formando barreras inquebrantables.
En un lado viviran los hombres y en otro las mujeres.
No me gusta la idea expresó Rigoberto.
¿Que pasará en cada uno de los mundos?- preguntó Rocio.
Yo lo único que te digo es que la mujer que logre pasar la barrera se llenará de plata.
¿Te angustia pensarlo Rigoberto?.
Esa forma que tú describes aumentaría terriblemente la homosexualidad.
¿Sólo piensas en el sexo? ¿No te da para más?- le recriminé a mi amigo.
Hace muchos años un anciano ,que ya falleció ,me dijo a las mujeres hay que amarlas ,no entenderlas,vosotras sois muy complicadas y estais llenas de conflictos yo creo que el hombre es más práctico seguramente un mundo de hombres sería mucho más sencillo que el de las mujeres-
Os gusta lo complicado Rigoberto,sois tan simple que buscais lo opuesto para compensar y ,después os quejais.
En eso tienes razón nosotros solos nos complicamos- terminó dando su opinión mi amigo,despidiéndose porque se hacia tarde.
Cuando amamos ,compartimos algo nuestro y la otra persona siente que nos han obsequiado con algo exclusivo,una parte de su persona y eso les hace feliz.Pero,cuando uno siente en peligro que eso que nos regalaron lo pueden perder,surgen los temibles celos.Es ahora ,cuando el que ha dado ,quiere defender su territorio,y que no invadan una parte de su intimidad,y aparece el querer dominar,problemas en la convivencia- expresó Rocio.
Intenté imaginar un mundo separado de sexos,pero no pude.El principal problema podría ser la procreación,pero existen los bancos de semen(los varones al nacer se los llevarian las cigueñas a su mundo y las madres sentirian el desgarro de la pérdida de su hijo ) .El segundo ,la angustia vital de vivir lejos de lo que la naturaleza creó para compensar formas de ser y de sentir. Creo ,que inventarian, por los dos lados,formas inimaginables de poder saltar esa barreras para no perecer. Me gustó hablar con él, porque aunque a veces ,entramos en guerra de sexos , otras veces somos cómo agua entre los dedos, que fluye entre pálpitos insonoros y reclamos de pasiones infundadas. Abrí mis párpados pesados aún por el profundo sueño que había tenido en la sombra, tumbada en la toalla. Jamás había hablado con los peces ,pero muchas veces quise trazar en la arena gran raya que pusiera fin a tantas y necias discusiones. Menos mal que el aire de levante sopla tan fuerte que lo borra todo ,hasta forma castillos en el aire,todos los que uno quiera imaginar mientras se queda apaciblemente dormido en los húmedos dias de agosto del Puerto Santa Maria.