Antonio Mercero fue un hombre genial que dirigió una de las series de más popularidad de la televisión española: Verano azul. Una de las claves del gran éxito de Mercero estuvo en que rodaba en Nerja y en Motril, pero supo hacer que a través de esas playas cada cual viéramos las nuestras, aquellas en las que fuimos niños, cuando nos asomamos al mar por vez primera en nuestra vida. Mercero rodó en Nerja y en Motril como si hubiera llevado las cámaras hasta La Antilla, Punta Umbría o La Caleta. Y tan magistral como la serie misma, fue su despedida, la del último capítulo, acorde con una maestría sin decaer de principio a fin.
¿Se acuerdan de las últimas secuencias? Julia, la pintora, abandona el lugar dentro de un taxi que va a devolverla a su vida de siempre en Madrid. Traslada con ella un equipaje reunido con pinceles y lienzos en busca de otros paisajes. Y por la luneta trasera del vehículo se le va alejando, poco a poco, un cuadro feliz de estelas sobre el oleaje.
Ayer mismo, España era una larga escena de Mercero en el adiós a otro verano, en el final de otro verano. España era una pesada carretera de regreso en la escena del inolvidable verano azul de La Dorada, con el escalofrío de la melancolía del Dúo Dinámico, que suena para estos años y estos tiempos con la voz de seda de Carlos Baute. ¡Qué bonito, Carlos! ¡Qué bonito lo cantas como siempre y distinto! ¡Qué cortesía más elegante la de Manolo y Ramón invitándote a empezar esa nostalgia de ellos que ahora también es tuya! ¡Qué bien te llora el saxo la nostalgia en el hermoso dialogado de tu acento suave con su ronca añoranza!
Yo ya estaba en Sevilla cuando la gente iba llegando. Antes te dabas cuenta de eso, de que todos habían vuelto, por el vecino que bajaba del coche las maletas y despertaba a los niños del cansino viaje de la vuelta:
-¿Ya hemos llegado, papi?
Te dabas cuenta porque en el piso de arriba sonaban los pasos tras el silencio de agosto.
Ahora también te das cuenta por este milagro de los reencuentros que es facebook. Y los que hacía ya tiempo que no le daban a un Me gusta, empiezan a hacerlo. Y así me enteré de que ya estaba en casa mi prima Amalia, y mis amigos Carlos Díaz y Fausto Botello, y mi querida Yolanda Olmedo otra vez en Córdoba
España fue ayer una difícil melodía del Dúo Dinámico que cabía entera en el cristal de atrás de un coche en retorno. Y la vida fue, más que nunca, un espejo retrovisor.