Es especialista en impactar y asombrarte con sus imágenes. Es una fotógrafa que siempre te pilla por sorpresa en la luz más hermosa de los rostros: niños, mujeres, hombres seres humanos en todas sus circunstancias, en todos sus claroscuros, como la vida misma.
Se nota que ama el rictus de los labios y el brillo de los ojos, la tez serena de bonitas expresiones y los perfiles en sombra de la seducción.
Pero además es fotógrafa de bodas y una de las mejores del país. Una auténtica experta que ejerce con éxito y prestigio de muchos años -por joven que ella sea- una profesión en la que los clientes miran con lupa tu trabajo y, si me apuran, con microscopio. Te la juegas a una sola pasada por la ruleta de las hojas de un álbum, porque en cualquier reportaje anterior está tu currículum, como un muestrario de tu capacidad o tu ineptitud. Se llama Rosa Garrido y es ágil y perspicaz para la acción, rápida de reflejos en esa difícil virtud que media entre lo reporteril y el arte.
A través de un largo expediente, ha sabido debatirse entre líneas tan sutiles como la imprevisión y la elegancia, el ritmo y la quietud. Realizar con maestría el reportaje fotográfico de una boda es mucho más complicado de lo que la gente se imagina. Por eso sufren tantas decepciones novios que al final no sienten haber cumplido sus expectativas. Una buena elección es decisiva. Y la de Rosa Garrido elimina el factor suerte, es un acierto pleno.
No es una fotógrafa de exposiciones, sino de emociones. No busca poses, sino naturalidad. Retrata desde dentro, aunque parezca que enfoca meramente el exterior. Y sabe interiorizar las actitudes anímicas de novios, sus padres, familiares o amigos. Se posiciona entre ellos, abandona su status exclusivamente profesional. Rosa Garrido fotografía involucrándose en el acontecimiento, como si no estuviera detrás de su cámara, sintiéndose inmersa en el mismo clima de la boda.
Lo más difícil de su trabajo y perfectamente resuelto, consiste en aunar el arte con la agilidad imprescindible de su oficio. Una boda impone de por sí tal celeridad que el marcaje de sus tiempos sólo está al alcance de verdaderos profesionales de larga experiencia para saber enfrentar todas las improvisaciones. No hay dos bodas iguales. Es un tipo de acontecimiento cuya naturaleza siempre plantea la resolución inmediata de novedades, de cosas nunca vistas antes en otra boda. Pero Rosa posee una rápida destreza visual cada vez que descubre una nueva posibilidad. Simultanea recursos fundamentales que se deciden en segundos: el encuadre, la iluminación, el instante, su situación o la distancia.
Por si fuera poco, Rosa Garrido es de una belleza exótica y de tal distinción que queda incorporada de la manera más natural al hermoso conjunto de las bodas, vistiéndolas aún más con su presencia. Eso es importantísimo si se tiene en cuenta que, por razones obvias, desempeña su trabajo desde lugares bien visibles y relevantes en los que la discreción y el tono adecuado se agradecen.