Todos los seres vivos responden al ciclo de vida: nacen, crecen, se reproducen y mueren. Esto hay que tenerlo en cuenta cuando plantamos un árbol en una ciudad. Desde el punto de vista económico, el árbol es un activo que se revaloriza hasta su madurez en el que su valor económico empieza a disminuir y termina siendo su valor, el valor final de deshecho, la venta de madera y poco más. La contaminación es un factor clave para entender que la vida de un árbol es limitada. La contaminación en las grandes ciudades se acelera el proceso de envejecimiento del arbolado y nos obliga a cambiar los parámetros clásicos sobre la duración de un árbol en la vía pública. A esto hay que añadir que se elija la adecuada especie, su ubicación, la adecuada gestión y mantenimiento del arbolado. Estos factores cuando no son los idóneos (en la mayoría de los casos), restan años a la vida del árbol en la vía pública. Este mismo árbol en un parque puede tener una vida más longeva y digna. Es curioso que a nivel tecnológico, hoy, un jardinero de un pequeño municipio puede tener el mismo sistema automático de riego que se utiliza en Estados Unidos o Israel y utilizar instrumentos tecnológicos de vanguardia, mientras que el nivel de formación en España, de todo lo relacionado con la Jardinería, ha evolucionado poco y de manera desigual. Esto nos lleva a encontrar jardineros y técnicos con una formación poco especializada sin conocimientos de planificación, organización control y supervisión, que les capacite para dirigir equipos humanos. Si a esto añadimos que las cabezas visibles de esos servicios y departamentos, no son profesionales de la Jardinería, son políticos de ciclo, esto nos puede dar una idea del problema que tenemos. Esto nos lleva a que durante los períodos de gobierno, se hagan determinadas actuaciones o no; se planten determinadas especies u otras, etc. La gestión debe ser profesional y continuada y no puede estar sometida a criterios personalistas y políticos que carecen de validez técnica. No pueden estar los alcorques de una ciudad, esperando a que se reponga el arbolado unos meses antes de las elecciones., NO, esto es muy poco profesional. Los técnicos tienen que cumplir su papel, ya que tienen una gran responsabilidad y deben de dar cuenta de sus actuaciones, porque están manejando dinero público. Hoy día en muchas ciudades el arbolado se planifica para un período de 25-30 años dependiendo de las especies y al final de este plazo se considera que ha cumplido su función en la vía pública y se retira, siempre que es posible, a espacios secundarios donde puede seguir viviendo y cumpliendo su función. Hace falta plantar árboles, uno por cada ciudadano para garantizar la producción de oxígeno y el control de la erosión, esto se debe hacer en espacios abiertos donde no generen problemas. Bosques periurbanos, reservas de vegetación que no tienen que responder al concepto tradicional de parque.