Unas chispas procedentes de una soldadura acabó con uno de los pabellones más emblemáticos. La estructura de acero y hierro quedó doblada y retorcida como si fuera de goma, a dos meses de la apertura de la Expo, por lo que fue imposible su reconstrucción. En 1993 Parques Tecnoculturales (PARTECSA) se hizo cargo de este espacio, del Jardín Americano, Jardines del Guadalquivir, Pabellón de la Navegación, Pabellón de la Naturaleza, Pabellón del Futuro, Pabellón de España y sus contenidos en interiores y exteriores, incluyendo todo el espacio comprendido entre el Camino de los Descubrimientos y la corta del Guadalquivir. En los siguientes años el proyecto se fue reduciendo en extensión y centró sus esfuerzos y culminó en lo que se conoce como Isla Mágica en 1996. El espacio denominado Puerta de Triana fue adquiriendo relevancia a hasta que después de muchos años se concreta en el proyecto de Torre Sevilla, Caixa Forum y Parque Magallanes. La pérdida del Omnimax y el abandono del Jardín Americano, inexplicable.