Esa sangre veloz de los artistas. "El día de la factura"
Ya llegó. Estaba cantado. Ha sido como si viniera el mismísimo cobrador del frac para los que se resistían a pagar lo que deben hasta con recargo por demora. Ha entrado a saco. O mejor: ha entrado por la mínima y forzada fisura que siempre deja al final la libertad; la estrecha ranura de las urnas. Desde luego que esta es una más de las lecturas entre todas las que se quieran hacer, las que se pueden hacer. En cualquier caso, en un régimen de libertades -que muchas veces no lo ha sido- cada uno puede leer a su antojo. Por fortuna ya no van los libros a las hogueras. Ni las opiniones a la censura. Por más que quieran contarlo para perpetuarse como sea en el poder, Franco ya no está en el Pardo, de la guerra incivil hace ya los años que no tienen las nuevas generaciones y servidor con otros no es un facha cuando se rebela ante lo intolerable. Y eso es lo que ha pasado: que se acabó la tolerancia insufrible e insoportable de tragar mocos y abrir la boca para que nos entren los sapos de sus decisiones vejatorias.