Algo se mueve peligrosamente bajo el suelo de la vida. Algo que ya sólo los idiotas son incapaces de presentir. Pero hasta quien ponga más confortable su sillón abatible, corre el riesgo de notar que le muevan las patas cuando menos se lo espere. Por experiencia sé que cuando de madrugada hay un terremoto nos dividimos súbitamente en dos clases: aquellos que despiertan de inmediato buscando velozmente llevar sus pies hasta las zonas más sólidas del edificio; y los que persisten desorientados y aturdidos aún en la cama haciendo una y otra vez, sin reaccionar a levantarse, la misma estúpida pregunta: -¿Qué pasa? Como la escala richter se pase de rosca, la interrogante está servida para quedar bajo los escombros. Podría poner también la espantosa metáfora del volcán, del terror que guarda el magma en la barriga de la tierra como al cráter le dé por vomitarnos la erupción. Las capas de abajo se mueven. Todas. España no es más que un peligroso puñado de arenas movedizas.
🕐 05/02/2012 18:02
✍️ Prácticas
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