EL TERRITORIO DEL HOMBRE
Estos días de vacaciones deberían servirnos para plantearnos algunas de las más gruesas cuestiones de nuestra existencia. Estamos gracias al verano en una de esas ocasiones que se pintan calvas para reflexionar. Todo anda más desacelerado, con cadencia de olas y ritmo pacífico de brisas de las tardes, cuando el sol dice adiós de la forma más bella que sabe por los horizontes de cada uno. Y te habla el mar por las orillas como un amigo que hiciera sonar con sus mareas palabras que te comprenden. El mar en las playas está uno de los mayores besos que nos ha dado Dios.