Esa sangre veloz de los artistas. "Tócala otra vez"
Hay gente que aporrea los pianos y hay quienes los acarician. Hay músicos como play backs y otros que se dejan el alma. He escuchado a dos niñas que hacen esto último. Las teclas, al tocarlas, parecen convertirse a la misma suavidad de las yemas de sus dedos. Es el gusto. No hay más. Y tampoco hay menos. O se nace con él puesto, como parte de la piel especial que se trae, o nunca se llegará a sus dominios por más que se persiga. En esta vida pueden aprenderse muchas cosas; pero otras, si no se poseen innatas, serán imposibles de conquistar por más que nos empeñemos.