Otro año más sin conocer la derrota en Nervión. Y de qué forma. Sufriendo, corazones latiendo a mil por hora. Con todo en contra. Hasta con nueve llegó a jugar con nueve durante ocho largos minutos. Fue una noche épica que será difícil olvidar para todo aquél que sienta en rojiblanco. Maresca rompió la igualdad desde los once metros. Un minuto antes el Sevilla estaba muerto. Entonces resurgió y aguantó con entereza y formidable coraje el empuje bético. Con ese derroche de garra y pundonor, de apretar los dientes y continuar corriendo, de echarse la manta a la cabeza y aguantar el chaparrón, el Sevilla logra tres puntos que, para colmo, lo afianzan en Europa, igualando a puntos al cuarto clasificado. Noche redonda, sin duda.
Menudo partido. Clásico ejemplo de encuentro ganado echándole a la cosa algo más que fútbol. Los derbis siempre son iguales. Son partidos poco vistosos, nada atractivos en lo que a juego respecta, debido a que ambos equipos prefieren no perder antes que buscar la victoria con rotundidad. Así se dio el choque desde el principio. Mucho respeto entre ambos equipos y poco juego, con un Sevilla que sacó la alineación esperada, salvo en la delantera, pues Saviola se quedó en el banco y Kanouté y Luis Fabiano formaron la dupla atacante.
El partido se rompió en el minuto 25. A partir de ahí la película cambió totalmente. La historia no fue la misma y el Sevilla condenó a sus aficionados a la taquicardia. Javi Navarro vio roja directa por dar una patada a Dani. Luis Fabiano fue sustituido por Dragutinovic y Kanouté se quedó sólo arriba. El Sevilla en ataque se quedaba estéril. Kanouté sólo colgaba balones que nunca eran rematados. La cosa tenía mala pinta, muy mala. Todo daba un giro radical. El conjunto de Juande se desmoronaba por momentos y, evidentemente, el Betis se crecía. Lo mejor que podía pasar para los locales era que llegara el descanso cuanto antes, pues el Betis rozaba el gol con cada vez más puntería. Las dos oportunidades más claras llegaron por la banda de Joaquín. Primero el portuense puso un balón en el área que Daniel sacó in extremis, cuando un jugador bético se encontraba magníficamente situado para marcar. Inmediatamente después de nuevo Joaquín se fue por velocidad, se metió en el área y se sacó un tiro cruzado que se fue rozando el palo derecho de Palop.
Fueron los peores momentos, pero afortunadamente llegó el descanso y con él el sosiego y la tranquilidad. Por supuesto, en la reanudación el guión del partido no tenía porque cambiar, pero el Sevilla en los derbis es un Sevilla grande. Nada más comenzar Martí sacó una falta cerca del área y Joaquín despejó en la barrera con la mano. Penalti. El penalti más largo del mundo. Maresca asumió la responsabilidad. El italiano tiene la sangre de horchata y lo demostró. Con suma paciencia aguantó a Contreras y mandó el balón a la red. 1- 0 y el cambio de timón empezaba a gestarse.
A partir de ahí el partido fue monótono. Ataque bético y más ataque bético, pero sin profundidad ninguna. Defensa sevillista y más defensa sevillista. Una defensa impenetrable, un muro incorrumpible que no cedía ante nada ni ante nadie. Y en medio, ocasiones del Sevilla a la contra. Kanouté y, sobre todo Jesús Navas, que a falta de 25 minutos realizó una magnífica jugada personal para que salvara Contreras lo que parecía un gol cantado.
La intensidad ofensiva del Betis era cada vez mayor, al igual que cada vez mayor era el coraje y los bemoles que le echaban los locales al tema. La defensa no cedía. Aguantaba, aguantaba con uñas y dientes. La banda izquierda verdiblanca era el cauce del peligro visitante. Por allí llegó mucho sufrimiento pero, ciertamente, casi ninguna ocasión clara. El Betis optó por el juego aéreo, pero ni Palop ni la defensa estaban dispuestos a echar por tierra un partido que pudo estar perdido y que sin embargo estaba a punto de ganarse.
El Sevilla enfriaba el partido y Maresca en el minuto 85 cortaba una contra heliopolitana y veía la segunda amarilla. La situación se volvía prácticamente insostenible. Ahora, tocaba resistir con nueve. El árbitro descontó cinco minutos. Los nervios se apoderaban de la grada, que no paraba de jalear el ambiente. La tortura psicológica llegó a su climax a un minuto del final, cuando el colegiado señaló una falta en la media luna del área que Asunçao se iba a encargar de botar. El brasileño colocó la pelota, la mimó y tiró. Fue entonces cuando Palop tuvo su minuto de gloria. El meta sacó un manoplazo increíble y mandó el balón a córner. Era la última ocasión. El Sevilla aguantó, mandó de nuevo el balón a córner y el árbitro pitó el final.
Llegó en ese momento el jolgorio, la catarsis. Nervión explotaba tras estar todo un segundo tiempo viendo como los suyos conservaban con uñas y dientes un resultado que hacía perdurar la imbatibilidad sevillista en los derbis en el Pizjuán otro año más, que no es poca cosa. Cuentan las lenguas antiguas, y las modernas, que en los derbis pasa de todo. Y al Sevilla le pasan muchas cosas, pero la realidad es que casi siempre lo gana el mismo.
La fiesta lo copó todo. No es para menos. Borrachera de emociones y sentimientos a un lado, el Sevilla ya está igualado a puntos con el Villarreal, cuarto clasificado. Sigue sin perder desde el 25 de septiembre, casi dos meses. Sigue siendo el equipo menos goleado de la Liga. Y Sigue encandilando a su gente y queda mucho por delante, que es lo mejor.
Sevilla FC: Palop; Daniel Alves, Aitor Ocio, Javi Navarro, David Castedo; Jesús Navas (Pablo Alfaro, m.87), Martí, Maresca, Adriano (Renato, m.71); Kanouté y Luis Fabiano (Dragutinovic, m.30).
Betis: Contreras; Varela (Assuncao, m.73), Rivas, Juanito, Melli; Joaquín, Arzu (Fernando, m.51), Rivera, Edu; Capi y Dani (Xisco, m.51).
Gol: 1- 0, M.50: Maresca, de penalti.
Árbitros: Bernardino González Vázquez (Comité Gallego). Expulsó con roja directa al local Javi Navarro (m.24) por entender que agredió a Dani, a Maresca por doble amonestación (minutos 50 y 85) y al preparador físico del Betis, Pepe Alomar (m.39) por protestar desde el banquillo. Además, amonestó a los visitantes Capi (m.01), Arzu (m.22), Varela (m.36), Joaquín (m.49), Rivas (m.72), Xisco (m.84) y Juanito (m.93) y a los sevillistas Luis Fabiano (m.22), Aitor Ocio (m.24), Daniel Alves (m.60) y Palop (m.89).
Incidencias: Partido disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante cerca de 45.000 espectadores.
www.sevillafc.es