Tres puntos vitales para salir del prolongado bache. Luis Fabiano marcó dos goles e hizo todo bien, un auténtico partidazo. El Sevilla se adelantó pronto y manejó con soltura el encuentro, aunque sufrió un poco cuando Baiano acortó distancias con otra jugada a balón parado, después de que Maresca hubiera hecho antes el 2- 0. Palop acabó siendo sustituido y podría estar KO más de dos meses.
La mejoría que el Sevilla apuntó en la segunda mitad del partido de Pamplona se confirmó esta tarde en el Ramón Sánchez Pizjuán. Jiménez no tocó el equipo. Duda en la izquierda y Maresca en el mediocentro, con Kerzhakov acompañando a Luis Fabiano. La jugada le salió bien. El Sevilla, como suele ser habitual en casa, comenzó empujando, incordiando al rival, metiéndolo en su campo. Y en esta ocasión, a diferencia de en otros encuentros en los que la fortuna no acompañaba, se logró un gol en esos primeros minutos de tanteo. Fue merced a Luis Fabiano. El paulista lo hizo casi todo. Recibió en línea de tres cuartos, la abrió a la derecha por donde entraba Navas como un obús que la ponía en el centro del área para que el Pichichi de la Liga conectara un remate mordido que batía a Notario. A partir de ahí, el Sevilla hizo su partido, controló el choque y sólo sufrió cuando con otra desaplicación atrás a la salida de un córner, Baiano acortaba distancias pues Maresca poco antes había hecho de penalti el 2- 0. De nuevo Luis Fabiano puso las cosas en su sitio con su décimo gol de la temporada, en pleno descuento después de que Navas se hubiera colado por el flanco derecho hasta el fondo y se la hubiera dejado en bandeja, cerrando el ex del Sao Paulo otra estelar actuación personal.
La valoración más positiva que se puede hacer de este choque es que se lograron los tres puntos que se necesitaban como agua de mayo. Todo lo que no fuera una victoria significaba un estancamiento más que preocupante en la tabla. El Sevilla supo aprovechar sus armas con un auténtico recital de Luis Fabiano en el primer acto. El paulista no sólo se inventó la jugada del primer tanto. Levantó al tendido una y otra vez con sus magistrales giros y sus aperturas a las banda casi de forma mecáncia. Todo lo que hacía rebosaba criterio. Y así ganar era mucho más fácil.
Con el marcador a favor desde el minuto 4 los hispalenses optaron por esperar a un Murcia que apenas inquietaba. La inclusión de Maresca en el once se notaba y mucho. El italiano, como jugador de toque que es, aportó el temple que siempre necesita un equipo en casa y que últimamente le faltaba a los de Jiménez. Lo cierto es que en los primeros cuarenta y cinco minutos todo fue placido, no hubo sobresaltos y el Sevilla supo interpretar a la perfección el desarrollo del choque.
Cómo se esperaba, en el segundo periodo el Murcia comenzó a echarse arriba. Evidentemente, aparecieron los espacios. Y ahí el Sevilla, con huecos de por medio, es letal. El equipo estaba cómodo, jugaba sus mejores minutos aunque faltaba matar el envite. Todo se resolvió con un penalti cometido sobre Kerzhakov. Maresca hacía el 2- 0 desde los once metros y el estadio respiraba después de unas semanas de pésimo balance. Con más diferencia en el luminoso el equipo daba su mejor versión y se inventaba jugadas colectivas de ensueño que Luis Fabiano no acertaba a convertir de puro milagro. El brasileño se exhibía a cada movimiento, eclipsando al resto de jugadores que pisaban la tela. Pero todas las sonrisas se tornaron en caras de preocupación cuando Baiano a la salida de un córner acortaba distancias. Despertaban los fantasmas de siempre, que parecía que no iban a decir presente en una tarde en la que no se esperaban malos augurios.
El Sevilla sufrió en el tramo final. El Murcia no hilvanaba fútbol que transmitiera peligro, pero si achicharraba por momentos con jugadas a balón parado. En cambio, no se dieron concesiones en la zaga y se repelieron todas las embestidas aéreas pimentoneras con la debida solvencia. En esas llegó el descuento y Luis Fabiano coronó su gran noche, mandando al fondo de las mallas un magnífico pase de la muerte de Navas, otro gran partido el del palaciego. Ya suma diez tantos el paulista, los mismos que hizo en Liga en la pasada campaña. Fue un auténtico partidazo el suyo, no sólo por las dianas sino además por su continua colaboración al juego colectivo. Cortó rabo y dos orejas: torero total de un Sevilla que todavía no lo tiene todo perdido a poco que haga las cosas con sentido común como ocurrió esta tarde.