Todos los años, fieles a la tradición en el mes de Mayo y al ordenamiento de sus reglas, se celebra el Quinario en Honor al venerado Stmo. Cristo de la Vera-cruz, de la ribereña localidad sevillana de Alcalá del Río.
Son días en que la Hermandad se reencuentra con los más auténtica de sus señas de identidad como corporación religiosa tanto desde un nivel cultural como desde el nivel estético.
El altar de cultos de la corporación del Jueves Santo de la villa Ilipense, constituye uno de los más ricos y singulares ejemplos de arquitectura efímera dedicada al culto.
Ante todo, destaca la altura prominente que toma el Stabat Máter con María de las Angustias, como siempre, a los pies del Santísimo Cristo: la Madre al pie de la Cruz, centro de la devoción crucera Ilipense. Todo ello enmarcado por unas gradas suntuosas y un espectacular dosel plateado, ejecutado por Fernando Marmolejo en la década de los 50, – en su taller de la plaza de Molviedro (Sevilla).
El dosel actual, de reconocida ejecución en el ambiente cofrade y constantemente solicitado por Hermandades, nos ha regalado estampas únicas, siendo cedido a la Hermandad del Cerro del Águila para sus actos de aniversario; a la Inmaculada de Castilleja para sus cultos de diciembre; la Hermandad del Rocío, de Gines; o a la querida Hermandad de la Vera-Cruz de Sevilla, en el aniversario de la Hechura de la Virgen de las Tristezas.
Tras tal obra de arte pende un rico velo verde, brocado y bordado con lentejuelas de oro, que le otorga al altar un aire añejo y original; además de tener un incalculable valor, pues fue ejecutado en los años 60 por las hermanas de esta Antigua Hermandad de manera artesanal Es significativo cómo el color verde no siempre ha sido el utilizado. De hecho, hay menciones en el periódico el Liberal, en 1927, sobre las valiosas colgaduras de damasco estrenadas aquel año para los cultos de Mayo. En 1963 estas colgaduras de damasco granate fueron sustituidas por terciopelo verde, regalando una estampa bellísima en la Iglesia.
Al gran aparato de ceras y flores que compone el majestuoso altar de cultos, hay que añadir una cuidada ceremonia desde el punto de vista litúrgico, como la celebración diaria de la Santa Misa, en la que el oficiante, el Rdo. José Ramón Fecha Andrés, predica la Palabra de Dios y en la que la Hermandad pone sobre su altar a modo de ofrenda, la vida y el trabajo de todo un año. Remata la composición una gran lámpara de cristal y bronce, que data de 1967 y sustituye a la antigua de cristal de bohemia, muy valiosa, de primeros del siglo XX.
Extraordinario trabajo de los Priostes y el de todo los que habéis participado en el montaje de este imponente altar efímero de cultos. En hora Buena Artista
Fotos Antonio Rendón Domínguez