Cuando pisa suelo de nuestro país se siente contento: "Estoy muy contento cada vez que vuelvo a España. Estuve casi dos años en Sevilla, en los que pienso que jugué un buen baloncesto. La ACB es la mejor liga de Europa y me siento orgulloso de haber sido el mejor reboteador de la competición durante una temporada. Podría haber seguido jugando aquí, pero las circunstancias han cambiado bastante", empieza Evtimov.
Compara sus distintas etapas haciendo referencia, buscando, el banquillo: "Ahora quiero dejar atrás la etapa de Sevilla. El primer año, ya digo, fue muy bueno. Con Gustavo Aranzana todo fue muy bien y el trato fue excelente. Pienso que respondí muy bien sobre la pista y los números lo demuestran. ¿Qué pasó el segundo año? Quizás habría que preguntárselo a Perasovic. Él nunca habló conmigo. Ni clara ni oscuramente. Es que no me dirigió la palabra en todo el año. No sé qué tenía contra mí. Se le puede preguntar a Aranzana si yo di problemas en la temporada que estuve con él. De hecho, renové dos campañas porque el club estaba contento con mi rendimiento. Es algo a lo que nunca le encontraré explicación, pienso. Yo siempre me comporté como un profesional e intenté hacer lo que me pedía. Pero no fue suficiente para lograr un entendimiento", relata el pívot.
Prosigue su historia con su cesión a la Lottomatica, de donde no guarda un buen recuerdo por los supuestos problemas de corazón que padecía, falsos, según él, para ahorrarse su ficha el club transalpino: "Cuando me marché cedido a Roma, ellos magnificaron un problema cardíaco que tuve para ahorrarse el pago del resto del contrato. Tampoco se portaron bien conmigo. Empecé bien, pero me dieron cada vez menos minutos y utilizaron ese problema para deshacerme de mí", recuerda.
Evtimov, no obstante, tenía un año más de contrato con el club hispalense y pretendía seguir tras la marcha de Perasovic: "En junio estuve en Sevilla y los médicos del Caja me dieron el OK y me aseguraron que no había problemas de ningún tipo. Tenía una opción de seguir allí esta temporada, pero Javier Fijo, con el que también me unía una buena relación cuando era segundo entrenador, me comentó que le gustaba mi juego, pero que no lo veía compatible con el de Lou Roe, que es el hombre sobre el que gira todos los sistemas del equipo".
El jugador de origen búlgaro no está tan seguro de que el recambio le mejore a él: "Ellos se decidieron por Bramlett y ya veremos si aporta más cosas de lo que podía haber ofrecido yo. Fue una decisión que respeto. El Caja siempre se portó bien conmigo. La afición me apoyó y el club fue formal y me pagó mi contrato, no como la Lottomatica. Pero ésa es una etapa ya pasada. Esto es el baloncesto, un mundo que a veces es duro y desagradecido", afirma.
Disfruta ahora de su juego en el Olimpia, equipo en el que se siente cómodo por el nivel del club: "Estoy en un equipo histórico en Europa, que siempre juega la Euroliga. Me lo tomo como un revancha para mí después de un año complicado. Sé que el entrenador Pino Grdovic quería contar conmigo. Coincidí con él durante mi año en la Fortitudo y me llamó personalmente para entrar en este proyecto. Sabe lo que puedo dar y me ayuda a aumentar mi confianza. Tenía ganas de jugar habitualmente domingo y miércoles para mejorar mi juego. Es algo que echaba de menos en el Caja y lo podré hacer con frecuencia. Tenemos un equipo que puede dar alguna sorpresa en Europa".
De su rival de hoy, comenta que "Unicaja es uno de los mejores clubes de España. Para nosotros es un buen test para la Euroliga".