Según la mitología, el Ave Fénix era un animal fabuloso que se consumía por acción del fuego para renacer de sus cenizas. Sin duda, esta es también la mejor descripción para el Palacio de los Deportes de Madrid, una grandiosa instalación que recuperará en los próximos días su íntima relación con el baloncesto. Antes de desaparecer bajo las llamas, fue cancha habitual de Real Madrid y Adecco Estudiantes y ahora acoge la Copa del Rey, siendo un recinto que, en palabras del hombre que está al frente del mismo, Pedro Antonio Martín Marín, no desmerece en nada con la mejor instalación europea. El torneo del K.O. dará inicio, precisamente, el día que se cumple un año de su reapertura.
El 28 de junio de 2001 un pavoroso incendio convertía en cenizas un recinto emblemático de Madrid. El Palacio de los Deportes, sede de multitud de acontecimientos de primer nivel, se convertía en escombros después de más de cuarenta años de historia, dejando a la capital huérfana de la instalación que se había convertido en todo un referente del baloncesto madrileño. Durante un largo periodo, fue la cancha de juego de Real Madrid y Adecco Estudiantes, además de acoger la fase final del Mundial de Baloncesto de 1986. Por eso, la celebración de la Copa del Rey, a partir del próximo día 16 de febrero, será doblemente especial.
Pedro Antonio Martín Marín es el presidente de Madrid Deportes y Espectáculos S.A., empresa que gestiona el buen funcionamiento del Palacio. Un hombre muy relacionado con el baloncesto y, quizás por ello, muy ilusionado con la próxima celebración del torneo copero en esta sede, todo un icono del deporte de la canasta. Estoy muy, muy contento. Para mí ha sido una enorme satisfacción poder estar al frente de la instalación donde se va a celebrar esta gran competición, siendo un hombre que ha nacido y que ha vivido tanto el mundo del baloncesto, reconoce.
Una instalación moderna, polivalente y con la tecnología más vanguardista recibirá a todos los aficionados que sigan en directo los encuentros de la Copa. Vamos a ver una instalación emblemática, de vanguardia, con todas las capacidades para que se disputen los mejores encuentros y, además, llena de público. Será, sin duda, un éxito del baloncesto, vaticina Martín Marín.
Según el hombre que está al frente del mismo, el Palacio de los Deportes de Madrid no tiene nada que envidiar a otros recintos europeos. Está dotado de todos los medios técnicos de vanguardia en cuanto a luz y sonido, explica Pedro Antonio Martín Marín, quien señala además la comodidad en sus asientos, la visibilidad desde cualquier sitio o su fácil acceso, ya que está situado en pleno centro de la ciudad, en un lugar emblemático como el Barrio de Salamanca, donde se puede llegar con todo el transporte público, otros de los aspectos que convierten al Palacio en una instalación fantástica para el deporte y para la cultura y que no desmerece en nada con la mejor instalación europea.
El Palacio de los Deportes de Madrid ha acogido, desde su reapertura, varios eventos de alto nivel, como el Campeonato del Mundo de Taekwondo, o el Europeo de Atletismo y, próximamente, además de la Copa del Rey, se va a disputar el Campeonato del Mundo de Badmington, y la Fase Final del campeonato de Europa de Baloncesto, señala Martín Marín. Pero también se ha convertido en recinto habitual de conciertos de primer nivel internacional, signo claro de esa polivalencia que se ha dado al recinto.
A pocos días del inicio de la Copa del Rey, el Palacio de los Deportes está prácticamente listo. Desde hace ya dos meses el equipo de la ACB, el equipo de la Comunidad de Madrid, como organizador y del Palacio, como sede, han venido trabajando minuciosamente en todas las necesidades, tratando de dotarlo de los mínimos detalles para el comienzo de esta magnífica competición, comenta Pedro Antonio Martín Marín. Se da la circunstancia de que el 16 de febrero, día en que comenzará la competición, se cumple un año de la inauguración del nuevo Palacio de los Deportes. El primer aniversario de esta reapertura del Palacio se va a celebrar con baloncesto. Me parece una magnífica celebración, concluye.