Personalmente me resultó paradójico que el responsable de baloncesto de un medio como el Mundo Deportivo, Jordi Román, fuese crítico y hasta incrédulo sobre la utilidad de una herramienta como Internet.

Levanto la mano y me confieso una devoradora de la página web de su periódico, reconozco que mi primera rutina diaria cuando llego a la redacción es repasar la lista de favoritos y la web de este medio catalán se encuentra entre mis fuentes de información, porque aunque tengo que reclamar mayor cobertura y rigor con las noticias que se refieren al deporte de la canasta en Galicia (casi ni existen o, si es así, a veces son un mero refrito de hechos ya publicados en otro medios autonómicos), sí me dan detalles sobre lo que ocurre con rivales o equipos de categorías a las que presto más atención. Su apartado sobre la LEB y la LEB- 2, sus estadísticas sobre cada conjunto, sus clasificaciones (pinchar en el nombre del equipo y tener información directa sobre todo su calendario particular puede resultar una nimiedad pero a mí me ahorra tiempo y pilas de calculadora) son cuestiones que hay que aplaudir y, espero que en contra de lo que cree Román, extender. Supongo que la ingenuidad de alguien que todavía debe recibir muchos palos en este mundo choca con la experiencia de un batallador avezado e inconformista, pero me limito a dar mi humilde opinión.

Asumo que es lógico dejarse deslumbrar por los medios y solidez de un periódico solidario con el baloncesto en general, que tanto relata las excelencias de la ACB como simpatiza con las desventuras de los canteranos o enfatiza las alegrías de las ligas femeninas… y mi deseo es que esta capacidad de atracción, esta difusión y este esfuerzo que ahora está focalizado en el Mundo Deportivo deje de ser un oasis en la prensa española, una excepción, para convertirse en una regla y adquirir el grado de normalidad. E Internet ayudará a ello, estoy convencida.