La charla de Luis Mendiola, responsable de baloncesto de El Periódico de Catalunya, en el I Máster de Periodismo se produjo a continuación de la intervención de Casanova (La Vanguardia) y en cierto sentido para mí estuvieron interrelacionadas.
Ambos hablaron de la necesidad de distanciarse de los acontecimientos (sé que la objetividad pura no existe, pero siempre hay que buscarla), de la proximidad sin perder el criterio, decía uno, y de la obligación de saltarse los filtros, apuntaba otro. ¿Pero como se compagina todo esto con la necesidad de disponer de fuentes variadas y cercanas, de confidentes incluso dentro de los vestuarios?
Tengo amigos entrenadores y jugadores que saben discernir entre mi trabajo y la amistad - no hay nada que odie más que alguien te diga que te cuenta algo como amiga y no como periodista, porque yo también sé distinguir las circunstancias- , pero el problema viene cuando alguien te desvela cuestiones que realmente sí son noticia y jamás podrás publicar. Nunca he trabajado en un periódico grande o en una ciudad con una competencia real entre los medios, incluso la tendencia es apoyar más a los clubes de la ciudad que detallar lo que no funciona o lo que se debería mejorar, a la complacencia en vez de la crítica, pero hay rutinas que a uno le carcomen por dentro y con eso también juegan los dirigentes de los equipos y todo su entorno. Me rebelo contra esta práctica, pero, como las meigas, habeilas hailas.