Las Finales de Conferencia de la NBA ya están conformadas. En el Oeste, no ha habido sorpresas si atendemos a la clasificación de la regular season. Los Lakers, primeros, se enfrentarán a Denver, segundos. En el Este, en cambio, los Celtics, vigentes campeones y segundos cabezas de serie, han sido eliminados en semifinales por Orlando, quien se las tendrá que ver con los Cavaliers de Lebron James, MVP de la temporada.
Pau Gasol y compañía no han disfrutado de una segunda ronda placentera. Más bien al contrario. Houston ha sabido plantarles cara a los finalistas del año pasado, a pesar de contar con las bajas de McGrady y de Yao Ming, éste desde el cuarto partido de la serie. En el séptimo y decisivo encuentro, un espectacular Gasol (21 puntos y 18 rebotes) secundado por la ayuda de Trevor Ariza, Kobe Bryant y un Bynum que parece recuperar el tono físico y el ritmo competitivo, ha bastado para dar cuenta de unos Rockets más correosos de lo que en un principio se imaginaba y que, bajo ningún concepto, deberían de haber sido rival de tanta envergadura como para alargar la eliminatoria hasta su máximo recorrido
Mientras que los Lakers se han visto obligados a disputar más minutos de lo previsto, sus oponentes en la próxima eliminatoria se limitaron a despachar a Dallas por la vía rápida, tal y como refleja el 4- 1 final. A pesar de la estelar actuación de Nowitzki (más de 30 puntos de media), Anthony y Billups han sabido manejar la serie a su antojo para erigirse en auténticos dominadores de la misma. Tanto el alero como el base están ofreciendo en la post temporada su mejor versión, aquella que los convierte en eternos All Star y les posibilita considerar inmediato el sueño del anillo.
En circunstancias lógicas y previstas, el factor cancha favorable a los Lakers debería ser clave para que Los Angeles acogiese su segunda Final NBA consecutiva. No obstante, la plantilla de Denver propone algunas alternativas que Phil Jackson no puede encontrar en su roster. La principal diferencia se halla en el puesto de base, donde Billups se descubre a años luz de un Fisher más cercano a la retirada que a rendir óptimamente ante adversarios, no sólo ya de la envergadura del 7de los Nuggets sino de talla menos abarcable. Otro handicap para los angelinos radica en el elemento adicional que supone para Denver contar con un sexto hombre de plenas garantías y con una enorme capacidad anotadora. J. R Smith está completando unos playoffs sensacionales, siempre saliendo desde el banquillo y no es extraño, más bien habitual, verle sobrepasar con facilidad los quince puntos.
Gasol y Bryant, quienes con total seguridad alcanzarán los 40 minutos de media sobre la cancha, deberán soportar casi todo el peso del equipo en ataque, dejando espacio de maniobra a la versatilidad de Odom y a la potencia en la zona de Bynum, y margen para la colaboración de Ariza, quien también tendrá que hacer frente a la defensa de Anthony. Fuera de este quintento, se vislumbran pocas probabilidades para hacer daño al grupo de George Karl, en el que, además de los nombrados Anthony, Billups y Smith, destacan la ferocidad de Martin, la contundencia de Nene, el tiro exterior de Kleiza, la veteranía de Carter y la entrega de Andersen. Muchos ingredientes para prometer un serio envite a los Lakers, quienes deberán responder con la mejor versión de Bryant y Gasol para repetir Final en junio.
Lebron James es consciente de que 2009 es su año. Al mejor récord de victorias durante la regular season (67-15), ha añadido el trofeo de MVP y una, hasta ahora, inmaculada trayectoria en playoffs, tras derrotar por sendos 4-0 tanto a Detroit como a Atlanta. El último paso antes de disputar su segunda final NBA (la primera fue en 2007 y los Cavaliers cayeron por 4-0 ante San Antonio) será derrotar a Orlando Magic, tercer mejor equipo del Este. Los de Florida se han desecho de unos Celtics mermados, debido a la significativa ausencia de Garnett, en una eliminatoria que debería haber durado menos de los siete partidos consumados. La superioridad de los Magic, salvo la excepción del segundo partido, ha sido manifiesta y merecedora de menos agonía final. Cleveland parte, por tanto, desde una posición más relajada y descansada y con la ventaja indudable que otorga el factor cancha a favor, mas aun si tenemos en cuenta que sólo han perdido dos partidos en The Q (Lakers y Sixers) durante el presente curso. Además de un James más dominante que nunca y con un hambre de triunfo descomunal, los Cavs basarán su ataque en la buena mano y la estabilidad de Mo Williams, quien, gracias a su buena temporada, debutó como All Star en Phoenix. West, Sczerbiak, Gibson y Pavlovic rematan una línea exterior que asegura una buena cantidad de puntos y aparece más que amenazante para la defensa de Orlando. En cambio, Ilgauskas, Varejao y Wallace se antojan insuficientes para un solo hombre: un Dwight Howard (20 puntos, 16 rebotes y 25 tapones de media en playoffs) que se verá obligado a hacer gala, una vez más, de su ventaja física y presencia en la zona para rentar por sí solo el máximo rendimiento ofensivo, o, en su defecto, atraer a dos defensores en su marcaje y con ello crear espacios para la batería de tiradores de los Magic. Además, su participación defensiva será fundamental para intentar evitar las continuas penetraciones a canasta de James, tanto haciéndose notar debajo del aro como ayudando en el dos contra uno zonal cuando el 23 de los Cavs desafíe desde el exterior. Sin embargo, la compenetración del equipo de Mike Brown, quien ha inculcado a sus jugadores el gusto por el juego rápido, intenso y agobiante para el contario, es tal, que las opciones de Orlando pasan porque Lewis, bastante regular en la post temporada y Turkoglu, todo lo contrario pese el enorme séptimo partido contra Boston, sobrepasen los 20 puntos prácticamente en cada encuentro. Asimismo, Alston, ante la determinante ausencia de Nelson, deberá auxiliar en la dirección, la anotación y la defensa de Williams. Pietrus, en alza tras una gran segunda ronda, y Lee, algo inestable después de su lesión en la eliminatoria contra los Sixers, han de sugerir más que un aportación testimonial y ocasional desde el banquillo. Las acertadas pero tambbién escasas rachas de triples de Reddick pueden decidir algún partido igualado.
En definitiva, Cleveland parte como favorito ante los de Van Gundy, pero la serie promete ser igualada, emocionante y puede que larga. En mano de Orlando y Denver está que la Final NBA no albergue a los dos equipos que todos los pronósticos de principio de temporada señalaban como futuribles campeones.