Los pequeños detalles marcan la diferencia tanto dentro como fuera de la pista. El Barça se impuso al Madrid en una apretada e intensa eliminatoria al Real Madrid de la ACB, que parece que dejó algunas heridas abiertas para el futuro.
A imagen y semejanza del fútbol los últimos Clásicos de la canasta han dado de sí demasiados capítulos post partido sin que José Mourinho esté envuelto en la polémica para culparle de todos los males. Muchos nostálgicos se alegran de la renacida rivalidad deportiva entre los dos grandes. La parte negativa es que no todos parecen preparados para ello.
De momento, el Barça ha sido el único que ha estado en los momentos señalados a la altura de las circunstancias. Lo demostró en la pasada final de la Copa del Rey. Felipe Reyes, en su condición de capitán, recibía el trofeo que les acreditaba como campeones. Desde la lejanía los azulgranas contemplan la instantánea.Algunos aplausos, caras largas y miradas al suelo, pero, en definitiva, un equipo que aguantó sobre el parqué el mal trago, algo que no podemos decir del Madrid. Por mucho que Florentino Pérez hable del señorío de la entidad, sus jugadores le dejaron una vez más en evidencia. Los blancos no tuvieron la misma consideración con los culés, tras el título de la Liga ACB que cosecharon en el Palau Blaugrana. A la orden de Felipe Reyes todos fueron uno a uno desfilando por el túnel de vestuarios.
Hay imágenes que valen más que mil palabras. Ésta dice poco de la deportividad de los hombres de Pablo Laso desgraciadamente. Durante toda la serie ha habido declaraciones fuera de tono, tensión en la pista y en los banquillos, pero al fin y al cabo esto es sólo deporte. La rivalidad debe quedar en el parqué. Sirva como ejemplo la actitud de Navarro y sus compañeros cuando se vieron en la situación inversa. Además se trata de la mejor forma de educar a los más jóvenes que ven en las estrellas a sus modelos a seguir.
Por el bien de todos esperemos que esté aparente mal rollo no sea extensible a la Selección, donde jugadores de ambos equipos deberán aunar fuerzas por un mismo objetivo. En el pasado siempre imperó el sentido común, siendo el buena ambiente y la fraternidad entre los internacionales una de las claves del éxito. Si España tiene alguna opción al oro con EE.UU, ésa pasa por remar todos en la misma dirección.